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🦖 Las proteínas sobreviven mucho más tiempo que el ADN y podrían reescribir la historia
Publicado por Cédric, Autor del artículo: Cédric DEPOND Fuente: Nature: artículo 1 y artículo 2 Otros Idiomas: FR, EN, DE, PT
La paleontología acaba de alcanzar un hito importante con el descubrimiento de proteínas intactas en fósiles que datan del Mioceno.
Este avance, publicado en Nature, se basa en el análisis de dientes fosilizados de rinocerontes procedentes de dos sitios opuestos: el Ártico canadiense y la cuenca árida de Turkana, en Kenia. Los investigadores han identificado secuencias proteicas de entre 18 y 24 millones de años, superando ampliamente los récords anteriores.
Diente antiguo de rinoceronte. Imagen: Universidad de York
El esmalte dental, una caja fuerte molecular
El esmalte de los dientes ha demostrado ser un soporte excepcional para la conservación de proteínas. Su estructura mineral rígida protege las moléculas orgánicas de la degradación, incluso en entornos hostiles. En Kenia, las altas temperaturas no impidieron su preservación.
Las proteínas extraídas han permitido reconstruir vínculos evolutivos entre especies desaparecidas y sus descendientes modernos. Por ejemplo, un rinoceronte ártico resultó pertenecer a un linaje distinto, cuestionando algunas clasificaciones anteriores.
Estos hallazgos confirman que las proteínas son mucho más resistentes que el ADN, el cual difícilmente sobrevive más de un millón de años. Abren el camino al estudio de especies antiguas cuyo material genético se consideraba hasta ahora perdido.
Nuevas conexiones en la historia evolutiva
Los análisis han revelado divergencias evolutivas insospechadas. El rinoceronte ártico, por ejemplo, se habría separado de otras especies hace 41 a 25 millones de años, mucho antes de lo que sugerían los estudios morfológicos.
Los investigadores planean ahora aplicar estos métodos a otros grupos, como los primeros homínidos. Las proteínas podrían esclarecer misterios como el origen de los hipopótamos o la evolución de los mamíferos tras la extinción de los dinosaurios.
Estos trabajos también demuestran que diversos entornos, desde el frío polar hasta los desiertos tórridos, pueden preservar biomoléculas. Esta diversidad amplía considerablemente las zonas propicias para futuros descubrimientos.