💀 Descubrimiento: la peste de Justiniano identificada en Jordania

Publicado por Adrien,
Fuente: Genes
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La historia de la humanidad está marcada por epidemias que han impactado profundamente a las sociedades. Entre ellas, la peste de Justiniano sigue siendo una de las más misteriosas.

Casi 1.500 años después de su aparición, un equipo de investigadores ha logrado resolver parte de este enigma al descubrir pruebas genéticas directas en una región clave del mundo antiguo. Este avance no solo ilumina el pasado, sino que también permite comprender mejor los mecanismos de las pandemias actuales.

Al analizar ADN antiguo, los científicos identificaron la bacteria Yersinia pestis en dientes humanos encontrados en una fosa común en Jerash, Jordania. Este sitio, ubicado a unos 320 km del epicentro presunto de la pandemia, constituye un testimonio único sobre la propagación de la enfermedad en el Imperio bizantino. Las cepas detectadas son casi idénticas, señal de una difusión rápida y masiva, en concordancia con los relatos históricos que mencionan olas de mortalidad brutales.


(A) Mapa que muestra las regiones de ADN antiguo relacionadas con la primera pandemia. Jerash está marcado con una estrella. Los puntos amarillos indican las pruebas genéticas de Y. pestis, incluida la cepa temprana de Tian Shan Hun.
(B) Plano del hipódromo de Jerash (Gerasa). El esquema del plano ha sido redibujado a partir de la ilustración de Anton Ostrasz. Las fosas comunes fueron descubiertas en las cámaras W2 y W3 del hipódromo romano abandonado.
(C) Una de las cámaras (W2) donde se encontraron los cuerpos.
Crédito: Genes (2025). DOI: 10.3390/genes16080926

Las excavaciones de Jerash también muestran cómo una antigua arena romana, otrora lugar de espectáculos, fue transformada en cementerio improvisado para las víctimas. Este cambio de uso ilustra hasta qué punto la peste trastornó la vida urbana, forzando a los habitantes a encontrar soluciones de emergencia. Esta reutilización repentina de un espacio público pone de relieve la fragilidad de las grandes ciudades frente a las crisis sanitarias – una observación que aún encuentra ecos en la actualidad.

Un estudio paralelo publicado en Pathogens analizó varios cientos de genomas de Yersinia pestis, antiguos y modernos. Muestra que las pandemias de peste, incluida la peste negra del siglo XIV, no tienen todas el mismo origen. Surgieron de forma independiente, a partir de reservorios animales, en lugar de una sola cepa ancestral. Este patrón contrasta con el del COVID-19, probablemente originado por un único evento de transmisión del virus a los humanos.

Estos resultados recuerdan que las pandemias no son accidentes aislados, sino fenómenos recurrentes vinculados a los intercambios humanos y a los cambios ambientales. Los investigadores continúan ahora sus trabajos en Venecia, en la isla de Lazaretto Vecchio, donde se ponía en cuarentena a las personas infectadas, para comprender cómo estas prácticas antiguas influyeron en la evolución de los patógenos y en la memoria colectiva de las sociedades.

La peste de Justiniano: una pandemia olvidada


La peste de Justiniano, ocurrida entre los años 541 y 750 d.C., está considerada como la primera pandemia histórica documentada. Habría matado a decenas de millones de personas, debilitando duraderamente al Imperio bizantino y modificando la historia de la cuenca mediterránea. Los testimonios de la época describen fiebres intensas, ganglios inflamados y una mortalidad fulminante, características de la peste bubónica.

Hasta hace poco, la naturaleza exacta de esta enfermedad seguía siendo discutida, ya que se habían encontrado pocas huellas directas. El descubrimiento de Jerash aporta una confirmación genética sólida del papel de Yersinia pestis. Permite reconstruir las rutas de difusión de la epidemia a través de las redes comerciales y militares de la época.

El análisis de ADN antiguo ha sido determinante: permitió extraer material genético intacto a partir de restos humanos de más de 1.500 años de antigüedad. Estas técnicas abren nuevas perspectivas para el estudio de otras epidemias antiguas y para comprender mejor la evolución de las enfermedades infecciosas a lo largo del tiempo.

Yersinia pestis: un patógeno persistente


Yersinia pestis es la bacteria causante de la peste, responsable de varias pandemias mayores. Se transmite principalmente por pulgas infectadas, que la transportan de los roedores a los humanos. La enfermedad se manifiesta principalmente en dos formas: la peste bubónica, con bubones dolorosos y una alta tasa de mortalidad, y la peste neumónica, aún más mortífera y transmisible por vía aérea.

Hoy en día, Yersinia pestis no ha desaparecido. Se registran casos aislados cada año, por ejemplo en Estados Unidos o en África, ya que la bacteria sobrevive en poblaciones de roedores que sirven como reservorio natural.

Los análisis genéticos recientes muestran que las epidemias de peste no provienen de una única cepa, sino que reaparecen regularmente desde estos reservorios animales. Esta dinámica explica por qué la erradicación completa de la enfermedad es imposible. También subraya la importancia de una vigilancia continua y de medidas de salud pública adaptadas para evitar nuevos brotes epidémicos.
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