Un inesperado asteroide cercano a la Tierra acaba de rozar nuestro planeta. Este visitante espacial, identificado como 2025 TF, se acercó a una distancia equivalente a la de la Estación Espacial Internacional.
El sobrevuelo de este objeto ocurrió el 1 de octubre de 2025, precisamente a las 00:49 GMT, según los datos recogidos por los observatorios espaciales. Con un tamaño modesto comprendido entre 1,2 y 2,7 metros de diámetro - comparable al de un sofá - este asteroide se desplazó a aproximadamente 400 kilómetros sobre la superficie terrestre. Aunque esta distancia pueda parecer importante a escala humana, representa en realidad un paso extremadamente cercano en el contexto espacial, donde las distancias suelen medirse en millones de kilómetros.
Representación del asteroide 2025 TF durante su máxima aproximación a la Tierra el 1 de octubre de 2025, a unos 300 kilómetros de altitud. El objeto medía aproximadamente 2 metros de diámetro. Crédito: NASA/JPL-Caltech
Este paso cercano no es sin embargo el más próximo jamás registrado. Hace cinco años, el asteroide 2020 VT4 había establecido un récord al rozar nuestro planeta a solo 370 kilómetros de altitud. Lo que hace particulares estas observaciones es que estos pequeños cuerpos celestes son a menudo detectados después de su paso más cercano, como fue el caso de 2025 TF que solo fue localizado por los astrónomos unas horas después de su máxima aproximación. Esta dificultad de detección se explica por su pequeño tamaño y su alta velocidad.
La red de vigilancia espacial, principalmente constituida por telescopios terrestres y espaciales, está optimizada para detectar los objetos más grandes y potencialmente peligrosos. El Catalina Sky Survey, un programa de investigación con base en Arizona, fue el primero en identificar 2025 TF poco después de su paso sobre la Antártida. Los datos compartidos por el Minor Planet Center, organismo internacional que coordina las observaciones de asteroides, permitieron a la comunidad científica reconstruir la trayectoria precisa de este objeto celeste.
La vigilancia de los objetos cercanos a la Tierra representa una actividad científica esencial para la protección planetaria. La NASA, en colaboración con otras agencias espaciales internacionales, mantiene un programa continuo de detección y seguimiento de asteroides que podrían representar un riesgo para la Tierra. Los progresos tecnológicos recientes permiten ahora identificar varios de estos pasos cercanos cada semana, testimoniando la mejora constante de las capacidades de observación astronómica.
La vigilancia de los objetos cercanos a la Tierra
La detección de asteroides cercanos a la Tierra representa un desafío científico mayor para la seguridad planetaria. Los astrónomos utilizan una red mundial de telescopios especializados que escrutan continuamente el cielo en busca de estos visitantes celestes.
Estos instrumentos están calibrados para identificar los objetos cuyo tamaño supera algunos metros, pues son aquellos que podrían causar daños significativos en caso de impacto. Los asteroides más pequeños, como 2025 TF, permanecen a menudo invisibles hasta su máxima aproximación, e incluso después de su paso.
Los programas de vigilancia como el Catalina Sky Survey funcionan analizando automáticamente miles de imágenes del cielo cada noche. Algoritmos comparan estas instantáneas para detectar los puntos luminosos que se desplazan respecto a las estrellas fijas, firma característica de los asteroides.
Los datos recogidos son luego transmitidos al Minor Planet Center, que coordina las observaciones a nivel internacional y calcula las órbitas precisas de estos objetos.
Las características de los pequeños asteroides
Los asteroides de pequeño tamaño, como 2025 TF, presentan propiedades físicas particulares que los distinguen de sus homólogos más masivos. Su composición puede variar considerablemente, yendo desde rocas metálicas hasta agregados de polvo y hielo débilmente ligados.
Estos objetos se desplazan a velocidades impresionantes, generalmente comprendidas entre 10 y 30 kilómetros por segundo. A tales velocidades, incluso un asteroide de algunos metros transporta una energía cinética equivalente a varias toneladas de TNT, aunque la mayoría se desintegra en la atmósfera terrestre.
La detección de estos pequeños cuerpos se ve dificultada por su baja luminosidad. Un asteroide de dos metros de diámetro refleja tan poca luz solar que se vuelve invisible para los telescopios hasta que se acerca mucho a la Tierra.
El estudio de estos objetos permite a los científicos comprender mejor la población de asteroides en el sistema solar interno y afinar los modelos de frecuencia de impactos sobre nuestro planeta.