Una roca lunar recolectada hace más de cincuenta años por los astronautas del Apolo 17 bien podrÃa revolucionar nuestra comprensión de los primeros instantes de la Luna y del Sistema Solar. Este fragmento, aparentemente ordinario, contiene información que cuestiona las cronologÃas establecidas por los cientÃficos.
La muestra numerada 76535 presenta una composición quÃmica y una textura particulares que indican que se formó a casi cincuenta kilómetros bajo la superficie lunar. La datación por radioisótopos revela que ha estado expuesta en la superficie desde hace 4.250 millones de años. Estas caracterÃsticas muestran un origen profundo, a diferencia de la mayorÃa de las rocas lunares estudiadas hasta ahora.
Eugene Cernan conduciendo un rover lunar durante la misión Apolo 17 antes de su ensamblaje final (las cámaras y antenas no están instaladas). Imagen NASA.
Las simulaciones por computadora realizadas por Evan Bjonnes del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore muestran cómo esta muestra pudo alcanzar la superficie sin sufrir los daños tÃpicos de un impacto violento. Durante la formación de un cráter de impacto, el suelo se colapsa y permite que materiales profundos asciendan suavemente gracias a la corteza licuada. Este mecanismo explicarÃa la ausencia de huellas de choque o cicatrices en la roca, a diferencia de lo que se observa habitualmente.
Este descubrimiento implica que la cuenca de Mare Serenitatis, donde se recogió la muestra, serÃa mucho más antigua de lo estimado previamente. Si su formación se remonta a 4.250 millones de años, esto retrasa su edad en trescientos millones de años. Esta revisión temporal podrÃa aplicarse a otras cuencas de impacto lunares, modificando asà nuestra percepción de la historia geológica de la Luna.
Las futuras misiones tripuladas hacia la Luna permitirán verificar estas hipótesis recolectando otras muestras similares. Si procesos comparables han tenido lugar en otros mares lunares, los astronautas podrán traer rocas que confirmen o refuten este escenario.
Los avances tecnológicos han permitido refinar estas medidas, reduciendo los márgenes de error a sólo unos pocos millones de años. Esto hace posible distinguir entre eventos cercanos en la historia lunar, como la formación de diferentes cuencas de impacto.
En planetologÃa, la datación radioisotópica es importante para establecer cronologÃas comparativas entre los cuerpos celestes. Ayuda a reconstruir la historia del Sistema Solar proporcionando referencias temporales fiables, esenciales para comprender la evolución de los planetas y sus entornos primitivos.