🛰️ Rusia acosa los satélites británicos cada semana: una guerra espacial silenciosa

Publicado por Adrien,
Fuente: The Conversation
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El espacio se ha convertido en un nuevo campo de confrontación donde maniobras invisibles se desarrollan a cientos de kilómetros sobre nuestras cabezas. Los satélites militares británicos son objeto de ataques repetidos orquestados por Rusia, según declaraciones recientes del mando espacial del Reino Unido. Estas operaciones espaciales hostiles adoptan formas variadas y sofisticadas que amenazan las comunicaciones y la seguridad nacional.


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El general Paul Tedman, responsable del Mando Espacial británico, reveló que satélites rusos practican regularmente el "acompañamiento" de las naves espaciales británicas. Esta técnica consiste en posicionar un satélite en proximidad inmediata de su objetivo, a veces a solo unos pocos kilómetros de distancia, para poder interceptar sus comunicaciones o interferir sus señales. Los satélites afectados transportan equipos especialmente diseñados para recopilar información sensible. Este acoso espacial se efectúa de manera continua, con varios incidentes reportados cada semana, lo que demuestra una estrategia coordinada y persistente por parte de Moscú.

La interferencia representa uno de los métodos más comúnmente empleados. Funciona emitiendo señales en las mismas frecuencias que las utilizadas por los satélites, creando así una interferencia electromagnética que hace imposibles las comunicaciones. Esta técnica puede desplegarse desde tierra, mar, aire o incluso desde el espacio mismo. La ventaja de la interferencia reside en su carácter reversible: una vez que se detiene la señal perturbadora, las comunicaciones pueden reanudarse normalmente. Sin embargo, esta interrupción temporal puede tener consecuencias graves durante operaciones militares críticas donde cada segundo cuenta.

Los láseres constituyen otra arma formidable en el arsenal espacial. Estos haces luminosos de alta potencia pueden cegar los sensores ópticos de los satélites, haciendo imposible su observación de la Tierra. Aunque este método generalmente no causa daños físicos permanentes a los satélites, neutraliza temporalmente sus capacidades de vigilancia. El ataque más destructivo sigue siendo sin embargo el misil de ascensión directa, capaz de destruir físicamente un satélite en órbita. Estas pruebas antisatélites generan nubes de escombros espaciales que amenazan a todas las naves orbitales durante años.


La ciberseguridad espacial representa un desafío mayor, como lo demostró el ataque contra la red satelital Ka-Sat de Viasat en febrero de 2022. Investigadores alemanes expusieron recientemente cómo piratas informáticos podrían explotar vulnerabilidades en los softwares de código abierto utilizados por agencias espaciales para tomar el control de satélites. Esta toma de control permitiría modificar la órbita de las naves espaciales activando sus propulsores, o interrumpir sus servicios esenciales. Las estaciones de control en tierra representan también objetivos potenciales para perturbar el funcionamiento de los satélites.

Frente a estas múltiples amenazas, el Reino Unido ha reforzado sus inversiones en seguridad espacial. Un proyecto de desarrollo de sensores antiláser recibió un financiamiento de 500.000 libras esterlinas, mientras que la plataforma de software Borealis fue diseñada para monitorear y proteger los satélites británicos y aliados. La cooperación internacional también se intensifica, con una inversión de 163 millones de euros en Eutelsat, proveedor de internet por satélite, y la realización de maniobras coordinadas entre Estados Unidos y el Reino Unido para inspeccionar mutuamente sus satélites.

Los desechos espaciales: una amenaza creciente para la órbita terrestre


Las pruebas de misiles antisatélites generan miles de fragmentos que se dispersan en órbita. Estos desechos, viajando a cerca de 28.000 km/h, se convierten en proyectiles extremadamente peligrosos para todas las naves espaciales.

El fenómeno del síndrome de Kessler describe un escenario donde las colisiones entre desechos generan aún más fragmentos, creando una reacción en cadena incontrolable. Esta cascada de colisiones podría hacer que ciertas órbitas sean inutilizables durante décadas, incluso siglos.

Las agencias espaciales desarrollan actualmente varias tecnologías para enfrentar esta amenaza. Telescopios terrestres y espaciales monitorean permanentemente los objetos orbitales, mientras que sistemas láser experimentales son probados para desintegrar los pequeños desechos. Satélites "limpiadores" equipados con redes, arpones o brazos robóticos están también en desarrollo.

La gestión de los desechos espaciales representa un desafío internacional mayor que requiere una cooperación entre todas las naciones espaciales. Tratados y regulaciones están en discusión para imponer estándares de diseño y procedimientos de fin de vida para todos los satélites.
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