🙊 Nuestro cerebro reconoce la voz de nuestros primos primates

Publicado por Adrien,
Fuente: Universidad de Ginebra
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El cerebro no se limita a reconocer la voz humana. Un estudio de la Universidad de Ginebra (UNIGE) muestra que ciertas zonas de nuestra corteza auditiva reaccionan específicamente a las vocalizaciones de los chimpancés, nuestros parientes más cercanos.

Publicados en la revista eLife, estos resultados sugieren la existencia de subregiones cerebrales particularmente sensibles a las vocalizaciones de ciertos primates. Este descubrimiento abre una nueva perspectiva sobre el origen del reconocimiento vocal y podría esclarecer los mecanismos que dieron lugar al desarrollo del lenguaje.


Cuando los participantes y las participantes escuchaban vocalizaciones de chimpancés, esta respuesta se distinguía claramente de la desencadenada por los bonobos o los macacos.
© L. Ceravolo

Nuestra voz es una señal fundamental de comunicación social. En el ser humano, una gran parte de la corteza auditiva está dedicada a su análisis. Pero, ¿tienen estas habilidades raíces más antiguas?

Para averiguarlo, científicos de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación (FPSE) de la UNIGE adoptaron un enfoque basado en la evolución de las especies. Comparando el procesamiento neuronal de vocalizaciones emitidas por especies cercanas al ser humano, como el chimpancé, el bonobo o el macaco, más distante, es posible observar lo que nuestro cerebro comparte, o no, con el de otros primates. Este método permite explorar la emergencia de las bases neuronales de la comunicación vocal, mucho antes de la aparición del lenguaje.

Estos resultados podrían contribuir a comprender mejor el desarrollo del reconocimiento vocal, e incluso del lenguaje en el niño.

Visualizar las vocalizaciones


El equipo presentó a 23 participantes vocalizaciones procedentes de cuatro especies: humanos, como control; chimpancés, cercanos a nosotros tanto genética como acústicamente; bonobos, también cercanos genéticamente, pero cuyas vocalizaciones recuerdan más a cantos de pájaros; y finalmente macacos, más alejados del ser humano en ambos aspectos. Gracias a la resonancia magnética funcional (IRMf), los científicos analizaron la actividad de la corteza auditiva. "Nuestro objetivo era comprobar si existía una subregión sensible específicamente a las vocalizaciones de los primates", explica Leonardo Ceravolo, colaborador científico y profesor de la FPSE y primer autor del estudio.

Precisamente eso fue lo que observó el equipo de investigación. Una región de la corteza auditiva, conocida como "giro temporal superior", implicada en el procesamiento de sonidos, incluidos el lenguaje, la música y las emociones, se activa en respuesta a las vocalizaciones de ciertos primates. "Cuando los participantes y las participantes escuchaban vocalizaciones de chimpancés, esta respuesta se distinguía claramente de la desencadenada por los bonobos o los macacos."

Esta especificidad es aún más notable porque los bonobos, a pesar de estar genéticamente tan cerca de nosotros como los chimpancés, producen vocalizaciones muy diferentes desde el punto de vista acústico. Por lo tanto, parece ser la doble proximidad, tanto evolutiva como sonora, la que determina la respuesta cerebral humana.

¿Implicaciones para comprender la evolución del lenguaje?


Este descubrimiento abre vías interesantes para el estudio de la evolución de las bases neuronales de la comunicación. Sugiere que ciertas regiones del cerebro humano podrían haber conservado, a lo largo de la evolución, una sensibilidad a las vocalizaciones de parientes cercanos. "Ya se sabía que áreas cerebrales animales reaccionaban específicamente a la voz de sus congéneres. Pero aquí mostramos que una región del cerebro humano adulto, el giro temporal superior anterior, también es sensible a vocalizaciones no humanas", subraya Leonardo Ceravolo.

Estos resultados refuerzan la hipótesis de que ciertas habilidades de procesamiento vocal serían compartidas entre humanos y grandes simios, y por lo tanto anteriores a la aparición del lenguaje articulado. También podrían contribuir a comprender mejor el desarrollo del reconocimiento vocal, e incluso del lenguaje en el niño, por ejemplo, ayudando a explicar cómo los bebés logran reconocer las voces de sus seres queridos cuando aún están en el útero.
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