🦠 SARS-3: la próxima pandemia será mucho peor que la COVID-19

Publicado por Adrien,
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La pandemia de COVID-19 alteró profundamente nuestras vidas y causó millones de muertes, pero los especialistas advierten que la próxima crisis sanitaria mundial podría ser aún más devastadora. Una nueva obra titulada "The Big One: How We Must Prepare for Future Deadly Pandemics" describe un escenario plausible en el que un coronavirus más mortal emergería y se propagaría a escala planetaria, a pesar de los esfuerzos de las autoridades sanitarias.

Michael Osterholm, director fundador del Center for Infectious Disease Research and Policy de la Universidad de Minnesota, y el galardonado autor Mark Olshaker analizan en su libro las lecciones aprendidas de pandemias pasadas para mitigar el impacto de un eventual "SARS-3".


Destacan que incluso sin contraer el virus, nadie escaparía a las repercusiones sociales. Las cadenas de suministro mundiales se verían gravemente alteradas, provocando escasez de productos esenciales como alimentos, medicamentos, energía y piezas de repuesto para infraestructuras críticas. La COVID-19 reveló cuán interdependientes son nuestras economías.

La producción farmacéutica constituye una vulnerabilidad mayor, dado que la mayoría de los medicamentos genéricos vitales provienen de China e India, países muy expuestos a las pandemias. Relocalizar esta producción requeriría subsidios gubernamentales, ya que los márgenes de beneficio son demasiado bajos para atraer a inversores privados. Esta dependencia crea un riesgo estratégico para los países occidentales, más aún porque la consolidación industrial en estas regiones aumenta la fragilidad de los suministros.

La cooperación internacional aparece como una necesidad absoluta para hacer frente a las futuras pandemias. El principio según el cual "nadie está a salvo hasta que todos lo estén" sigue siendo más pertinente que nunca, como recordaba el premio Nobel Joshua Lederberg. Los autores critican los desequilibrios observados durante la COVID-19, donde las naciones ricas acumularon excedentes de vacunas mientras que los países pobres carecían cruelmente de ellas.

Los desafíos éticos y logísticos son inmensos. No solo será necesario desarrollar nuevas vacunas eficaces, sino también prever capacidades de producción aumentadas, sistemas de distribución eficientes y mecanismos de financiación internacional. La cuestión del acceso equitativo a los antivirales se planteará inevitablemente, con decisiones difíciles respecto a las prioridades de tratamiento entre personal sanitario, personas mayores y trabajadores esenciales. Estas reflexiones deben tener lugar con antelación.

La naturaleza impredecible de los virus añade una capa de complejidad. Mientras que el SARS-CoV-2 afectaba principalmente a personas mayores e inmunodeprimidas, la próxima pandemia podría golpear a adultos jóvenes sanos, como durante la gripe española de 1918. El síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), una reacción excesiva del sistema inmunitario que daña los pulmones, sigue siendo difícil de tratar a gran escala. La comunidad médica mundial no está mucho mejor preparada hoy que hace un siglo para enfrentarse a millones de casos simultáneos.
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