Las personas que sufren de soledad son más propensas a tener pesadillas, revela un estudio de la Universidad Estatal de Oregón. La soledad afecta considerablemente el bienestar y provoca diversas formas de sufrimiento, incluyendo trastornos del sueño. Las pesadillas son una manifestación común de esto, como lo demuestran los resultados de los investigadores.
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La soledad, definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un "dolor social asociado a no sentirse conectado con los demás", tiene repercusiones significativas en la salud mental y física. Un estudio reciente publicado en el
Journal of Psychology ha establecido un vínculo entre la soledad y el aumento de la frecuencia e intensidad de las pesadillas. Estos resultados provienen de encuestas realizadas a más de 1.600 adultos en Estados Unidos, con edades comprendidas entre 18 y 81 años.
Según Colin Hesse, autor principal del estudio, las relaciones interpersonales son una necesidad fundamental del ser humano. Cuando esta necesidad no se satisface, los individuos sufren físicamente, mentalmente y socialmente. El estrés, la rumiación y la hipervigilancia, todos exacerbados por la soledad, contribuyen a la aparición de pesadillas. Colin Hesse destaca que el estrés forma parte del vínculo entre la soledad y la frecuencia de las pesadillas, mientras que la rumiación y la hipervigilancia resultantes de la ansiedad aumentan este fenómeno.
Los investigadores de la Universidad Estatal de Oregón especifican que sus hallazgos no establecen una relación causal directa, sino más bien un vínculo correlativo entre la soledad y las pesadillas. Sugieren que las pesadillas son una de las formas en que la calidad del sueño se ve alterada por la soledad.
Todavía es demasiado pronto para proponer intervenciones específicas contra la soledad con el fin de reducir las pesadillas. Sin embargo, Colin Hesse indica que sus resultados son coherentes con la idea de que tratar la soledad podría disminuir las pesadillas. Esta hipótesis deberá ser confirmada mediante estudios clínicos controlados.
Además, la oficina del cirujano general de los Estados Unidos informa que, antes de la pandemia de COVID-19, aproximadamente la mitad de los adultos en Estados Unidos experimentaban algún grado de soledad. Esta falta de conexión social aumenta el riesgo de muerte prematura a un nivel comparable al del tabaquismo. La soledad también conlleva un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y demencia en personas mayores, así como una mayor probabilidad de depresión.