Un estudio reciente realizado en los Estados Unidos sugiere que la frecuencia de la actividad sexual podría influir en la longevidad, especialmente en las mujeres.
De hecho, las mujeres con relaciones sexuales menos frecuentes parecen tener un mayor riesgo de mortalidad que aquellas con una vida sexual más activa. Estas conclusiones provienen de datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES).
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La investigación, dirigida por el doctor Srikanta Banerjee de la Universidad de Walden, incluyó a 14,542 adultos estadounidenses de 20 a 59 años. Se interrogó a los participantes sobre la frecuencia de sus relaciones sexuales en los últimos 12 meses.
Cerca del 38 % declaró tener relaciones sexuales al menos una vez por semana. Los resultados muestran que las mujeres con menos de 52 encuentros sexuales al año tienen tres veces más probabilidades de morir por cualquier causa durante el periodo de cinco años del estudio, incluso después de considerar factores como la educación, etnicidad y el estatus socioeconómico.
El estudio también reveló que, en personas con depresión, la frecuencia de las relaciones sexuales parece desempeñar un papel aún más importante.
Las personas deprimidas que tienen relaciones sexuales menos de 52 veces al año presentan un riesgo de muerte un 197 % superior en comparación con las personas no deprimidas. Sin embargo, para aquellas con más de 52 encuentros anuales, el riesgo de mortalidad sigue siendo mayor, pero solo un 75 %. Esto subraya la importancia de una actividad sexual regular para la salud mental y física.
Es interesante notar que el estudio no encontró una asociación similar para los hombres. Sin embargo, reveló que para hombres y mujeres con mala salud mental, la frecuencia de las relaciones sexuales desempeña un papel crucial en la reducción del riesgo de mortalidad. Esto sugiere que los efectos beneficiosos de la actividad sexual pueden variar según el sexo y el estado de salud mental.
Varias investigaciones anteriores ya han mostrado que la actividad sexual es beneficiosa para la salud cardiovascular, reduce el estrés y mejora el bienestar general. Por ejemplo, un estudio previo encontró que las personas con una vida sexual activa sentían menos ansiedad y trastornos depresivos, y que comportamientos sexuales solitarios, como la masturbación, también podían tener efectos positivos en la salud.
Sin embargo, el estudio destaca que los mecanismos por los cuales la sexualidad afecta la salud a largo plazo aún no se comprenden completamente. Los investigadores hacen un llamado a investigaciones adicionales para explorar cómo diferentes tipos de actividades sexuales influyen en los resultados de salud a largo plazo. Sugerieren, en particular, la integración de escalas de satisfacción sexual en futuros estudios para comprender mejor estos vínculos complejos.