¿Se acerca el fin de la dependencia de las tierras raras para los motores de vehículos eléctricos? Una innovación sin imanes promete mejorar la eficiencia de los motores al tiempo que respeta más el medio ambiente.
Mahle, con sede en Stuttgart, ha introducido un motor eléctrico de inducción sin imanes, evitando así la extracción contaminante de tierras raras. El modelo MCT de
Mahle garantiza una transmisión de energía por inducción, ofreciendo una mayor durabilidad y un rendimiento excepcional de más del 95 %.
Paralelamente,
Valeo, multinacional francesa, ha desarrollado el motor EESM. Este modelo, también sin imán, se destaca por un aumento del 30 % en la densidad de potencia y una reducción del 30 % en su huella de carbono.
Estos avances culminan con el desarrollo conjunto del motor iBEE, que combina el rotor sin contacto de
Mahle con la tecnología de control de
Valeo. Este motor ofrece una impresionante potencia de 350 kW, con un rendimiento que supera al de los modelos tradicionales.
Se esperan las primeras pruebas para finales de año. Ambas empresas esperan comercializar esta innovación en unos pocos años, transformando así la industria de los vehículos eléctricos.
Además de su rendimiento, el motor iBEE se destaca por su reducido impacto ecológico, disminuyendo las emisiones de CO2 en un 40 %. Esta colaboración abre el camino hacia una producción automotriz más sostenible.
¿Qué es un motor sin imán?
Un motor sin imán es un motor eléctrico que no depende de imanes permanentes para generar movimiento. En lugar de usar tierras raras como el neodimio para crear campos magnéticos, estos motores utilizan la inducción electromagnética. Esta tecnología permite reducir el impacto ambiental asociado a la extracción de estos materiales valiosos.
En un motor sin imán, el movimiento es producido por un campo electromagnético generado por bobinas de cobre u otros materiales conductores. El rotor, la parte móvil, se alimenta sin contacto directo gracias a sistemas como el MCT (Magnet-free Contactless Transmitter) de
Mahle. La energía se transfiere por inducción, evitando el desgaste mecánico y aumentando así la durabilidad del motor.
El motor sin imán ofrece una alternativa ecológica al eliminar el uso de tierras raras, cuya extracción es contaminante y a menudo controlada por monopolios geopolíticos. Además de reducir la huella de carbono de los vehículos eléctricos entre un 30 y un 40 %, esta tecnología disminuye la dependencia de estos recursos y reduce los costos de producción, manteniendo al mismo tiempo una alta eficiencia energética.