En un avance mayor, investigadores han identificado recientemente cinco subtipos distintos de la enfermedad de Alzheimer, abriendo el camino a tratamientos más personalizados. Este descubrimiento podría revolucionar nuestro enfoque de esta enfermedad neurodegenerativa compleja y ampliamente extendida.
El estudio, que involucró a más de 400 pacientes, se basó en el análisis de las proteínas presentes en el líquido cefalorraquídeo (LCR), un fluido que rodea el cerebro y la médula espinal. Estas proteínas están asociadas a procesos biológicos alterados en Alzheimer, como la formación de nuevas proteínas y la inflamación cerebral. Los investigadores utilizaron técnicas de inteligencia artificial para categorizar a los pacientes en función de la concentración de estas proteínas, revelando así cinco subgrupos distintos.
Cada grupo presentaba características genéticas y clínicas particulares, tales como la velocidad de progresión de los síntomas y patrones específicos de pérdida de células cerebrales. Por ejemplo, un grupo mostraba más proteínas relacionadas con la desregulación del ARN, necesario para la síntesis de proteínas, mientras que otro tenía más proteínas involucradas en la activación del sistema inmunitario.
Este descubrimiento es significativo ya que sugiere que las variaciones en la cascada patológica de la enfermedad podrían explicar por qué algunos medicamentos contra Alzheimer fallan en los ensayos clínicos que no tienen en cuenta esta variabilidad. La personalización de los tratamientos en función del subtipo de cada paciente podría, por lo tanto, aumentar la efectividad de las terapias.
El estudio también reveló vínculos entre los subtipos y ciertas variantes genéticas asociadas a un riesgo aumentado de Alzheimer. Por ejemplo, los pacientes del grupo relacionado con el crecimiento neuronal eran más propensos a portar una variante genética asociada a una actividad reducida en las células que regulan el crecimiento celular.
Estos resultados abren perspectivas para futuras investigaciones y ensayos clínicos. El objetivo a largo plazo es permitir tratamientos más dirigidos y efectivos, adaptados a las características biológicas y genéticas de cada paciente con Alzheimer.
Estos avances podrían algún día transformar la forma en que tratamos esta enfermedad, ofreciendo un rayo de esperanza a millones de personas afectadas y a sus familias.