Los recién nacidos presentan niveles elevados de p-tau217, una proteína asociada a la enfermedad de Alzheimer. Este hallazgo inesperado cuestiona su papel exclusivamente tóxico.
Un estudio internacional revela que este biomarcador, utilizado para diagnosticar la neurodegeneración, podría en realidad participar en la construcción del cerebro en los bebés. Los investigadores sugieren que su acumulación, perjudicial en adultos, sería beneficiosa durante las primeras etapas de la vida.
Un biomarcador con dos caras
La p-tau217 es una versión modificada de la proteína tau, esencial para la estabilidad de las neuronas. En Brain Communications, los investigadores muestran que su aumento en recién nacidos supera incluso al observado en pacientes con Alzheimer.
Los prematuros presentan las concentraciones más altas, sin ningún signo de patología. Estos niveles disminuyen progresivamente después del nacimiento, aunque pueden reaparecer más tarde en casos de enfermedades neurodegenerativas. El estudio destaca así un doble papel, dependiente de la etapa de vida.
Los análisis abarcan a 462 participantes, incluyendo bebés sanos, bebés prematuros, adultos sanos y adultos con Alzheimer. Los mecanismos que regulan la p-tau217 parecen independientes de la beta-amiloide, otra proteína implicada en el Alzheimer. Esta distinción abre nuevas vías para comprender su toxicidad selectiva.
Perspectivas terapéuticas
Entender por qué el cerebro infantil tolera la p-tau217 sin daños podría permitir imaginar nuevos tipos de tratamientos. Los investigadores planean estudiar los mecanismos protectores naturales de los recién nacidos, ausentes en adultos.
Las aplicaciones clínicas son prometedoras, especialmente para interpretar pruebas diagnósticas recientemente aprobadas por la FDA. Los autores insisten en la necesidad de distinguir entre aumentos patológicos y variaciones del desarrollo.
Esta investigación también reabre el debate sobre las causas del Alzheimer, al mostrar que la acumulación de p-tau217 puede ocurrir sin amiloide. Los próximos estudios se centrarán en los factores que desencadenan su toxicidad con la edad.