Australia se prepara para construir la granja solar más grande del mundo, bautizada SunCable.
Este proyecto monumental, ubicado en el Territorio del Norte, marca un avance decisivo en la transición energética del país, que aspira a convertirse en un líder mundial en energías renovables. La ministra de Medio Ambiente, Tanya Plibersek, anunció el 21 de agosto de 2024 la aprobación oficial de los planes de esta planta solar que se extenderá sobre 12,000 hectáreas.
El proyecto está diseñado para producir 6 gigavatios de electricidad por hora, de los cuales 4 gigavatios estarán destinados a abastecer a tres millones de hogares australianos, mientras que los 2 gigavatios restantes se exportarán a Singapur a través de un cable submarino de 4,500 kilómetros.
SunCable no es solo un proyecto energético, sino también un impacto económico importante para Australia. Su costo, estimado en 21 mil millones de euros, cuenta con el apoyo de inversores, incluido Mike Cannon-Brookes, un multimillonario comprometido con las energías verdes. Se espera que la planta comience a producir electricidad en 2030, y las baterías en el lugar podrán almacenar hasta 40 gigavatios de energía. Además, se espera que el proyecto cree numerosos empleos y dinamice la economía local del Territorio del Norte.
Sin embargo, a pesar del entusiasmo generado, el proyecto aún debe obtener varias aprobaciones importantes. En efecto, se esperan acuerdos por parte de las autoridades de Singapur, Indonesia, así como de las comunidades indígenas australianas. Si se obtienen estas validaciones, se prevé que las obras de construcción comiencen en 2027.
Australia es uno de los mayores exportadores mundiales de carbón y gas natural licuado, combustibles fósiles que aún dominan su producción energética. Sin embargo, enfrentada a los efectos dramáticos del cambio climático, como las olas de calor, las inundaciones y los incendios forestales, el país se ha fijado objetivos ambiciosos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Para 2030, Australia pretende reducir un 43 % sus emisiones respecto a los niveles de 2005 y alcanzar la neutralidad de carbono para 2050.
El proyecto SunCable se enmarca plenamente en esta estrategia. Como señaló Amanda McKenzie, directora general de la ONG Climate Council, esta planta solar es un paso clave para transformar a Australia en una potencia energética limpia. No obstante, para alcanzar sus objetivos climáticos, el país deberá no solo completar este proyecto sino también continuar invirtiendo masivamente en energías renovables.