Un nuevo esperanza en la lucha contra el cáncer de pulmón se vislumbra con el inicio de un ensayo clínico para una vacuna innovadora.
Esta vacuna, que utiliza la tecnología del ARN mensajero (ARNm), tiene como objetivo entrenar al sistema inmunitario para detectar y eliminar las células cancerosas, reduciendo así el riesgo de recurrencia. El ensayo se lleva a cabo en siete países, y los primeros pacientes ya están empezando a recibir este tratamiento experimental.
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El cáncer de pulmón, la principal causa de mortalidad por cáncer en el mundo, mata aproximadamente a 1,8 millones de personas cada año. La baja tasa de supervivencia de los pacientes con formas avanzadas resalta la urgencia de nuevas aproximaciones terapéuticas.
La vacuna ensayada, llamada BNT116 y desarrollada por la empresa BioNTech, podría representar un avance significativo en este campo. Se basa en una tecnología similar a la de las vacunas contra la Covid-19, utilizando hebras de ARNm para enseñar al cuerpo a atacar y destruir las células tumorales mientras se preservan las células sanas, a diferencia de la quimioterapia.
El ensayo clínico de fase 1 ha comenzado en 34 centros de investigación distribuidos en el Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, Hungría, Polonia, España y Turquía. Alrededor de 130 pacientes participan en esta primera fase, incluyendo una veintena en el Reino Unido. La vacuna se administra en múltiples inyecciones durante un período prolongado. El objetivo es evaluar la eficacia y seguridad de este tratamiento, que podría complementar las inmunoterapias existentes y mejorar significativamente las tasas de supervivencia.
Janusz Racz, un británico de 67 años, fue uno de los primeros en recibir esta vacuna. Científico de profesión, destacó la importancia de participar en esta investigación para avanzar en la medicina. Tras una quimioterapia y radioterapia, recibió seis inyecciones de la vacuna en un lapso de 30 minutos, cada una conteniendo diferentes ARNm. El tratamiento continuará durante varios meses, con inyecciones semanales y luego espaciadas a lo largo de 54 semanas.
Si los resultados de esta fase 1 son prometedores, los siguientes pasos consistirán en expandir los ensayos clínicos con más pacientes en las fases 2 y 3. A largo plazo, esta vacuna podría convertirse en un tratamiento estandarizado, salvando potencialmente miles de vidas cada año en complemento a las terapias actuales.