Los científicos creían que la corteza de Venus se engrosaba continuamente, en ausencia de mecanismos como la tectónica de placas. Sin embargo, una publicación en Nature Communications propone un nuevo modelo basado en la densidad de las rocas y ciclos de fusión.
Vista global de la superficie de Venus centrada a 180 grados de longitud este. Los mosaicos de radar de Magellan se proyectan sobre un globo simulado. Crédito: NASA/JPL-Caltech
En la Tierra, la tectónica de placas permite el reciclaje de la corteza en el manto, regulando su espesor. Este proceso, llamado subducción, está ausente en Venus. Sin embargo, la corteza venusiana no supera los 65 kilómetros de espesor, una cifra muy inferior a lo esperado.
El modelo sugiere que la base de la corteza se vuelve tan densa que se desprende o se funde. Este fenómeno, similar al metamorfismo terrestre, podría explicar el vulcanismo activo en Venus. Justin Filiberto, coautor del estudio, destaca la importancia de este descubrimiento.
Esta dinámica única ofrece una nueva perspectiva sobre la evolución geológica de Venus. Implica un reciclaje de materiales en profundidad, alimentando potencialmente el vulcanismo. Las futuras misiones espaciales, como DAVINCI y VERITAS, podrán validar estas hipótesis.
El estudio también abre vías para comprender la interacción entre la corteza y la atmósfera de Venus. Los procesos descritos podrían influir en la composición química y la dinámica de la atmósfera venusiana. Una mejor comprensión de estos mecanismos es esencial.
¿Qué papel desempeña el vulcanismo en la evolución de Venus?
El vulcanismo es un actor clave en la dinámica de los planetas. En Venus, podría estar alimentado por el reciclaje de la corteza a través de procesos de metamorfismo.
El estudio sugiere que la fusión o la delaminación de la corteza libera elementos volátiles en el manto. Estos podrían luego ascender a la superficie, desencadenando erupciones volcánicas.
Este mecanismo ofrece una alternativa a los modelos tradicionales basados en la tectónica de placas. Podría explicar la juventud geológica de la superficie de Venus, a pesar de la ausencia de placas móviles.