Los celacantos son extraños peces conocidos actualmente solo por dos especies que habitan a lo largo de la costa este de África y en Indonesia. Un equipo del Museo de Historia Natural (MHNG) y de la Universidad de Ginebra (UNIGE) ha logrado identificar una nueva especie con un nivel de detalle jamás alcanzado hasta ahora. Este descubrimiento fue posible gracias al uso del Sincrotrón Europeo de Grenoble, un acelerador de partículas que permite analizar materia. Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista PlosOne.
La fosilización es un proceso que permite la preservación de plantas y animales en rocas durante cientos de millones de años. Durante este tiempo, los cambios geológicos suelen deteriorar los fósiles, y los paleontólogos se esfuerzan e imaginan cómo reconstruir los organismos tal como eran en vida.
Un equipo de paleontólogos del MHNG y de la UNIGE, en colaboración con investigadores del Instituto de Investigación Senckenberg y Museo de Historia Natural de Frankfurt am Main (Alemania) y del European Synchrotron Radiation Facility en Grenoble (Francia), acaba de publicar un estudio que demuestra que algunos fósiles de celacantos, de 240 millones de años de antigüedad, preservan detalles de su esqueleto tan finos que nunca habían sido observados antes de utilizar el sincrotrón.
Los celacantos son peces de los que actualmente solo existen dos especies, y que, salvo algunas excepciones, han evolucionado lentamente durante más de 400 millones de años. Los fósiles estudiados por el equipo internacional fueron descubiertos en nódulos arcillosos del Triásico medio provenientes de Lorena, en Francia, cerca de Saverne. Los especímenes, de unos quince centímetros de longitud, están conservados en tres dimensiones.
Algunos fueron analizados en el sincrotrón ESRF de Grenoble. Este instrumento es un acelerador de partículas, en concreto, de electrones, que giran en un anillo de 320 metros de diámetro y producen rayos X llamados "luz sincrotrón". Esta luz se utiliza para estudiar la materia y permite, entre otras cosas, obtener imágenes de fósiles conservados en la roca. Tras cientos de horas de trabajo dedicadas a individualizar virtualmente los huesos del esqueleto en el ordenador, se obtienen modelos virtuales 3D de los fósiles, que pueden ser estudiados con facilidad.
Luigi Manuelli, entonces doctorando en el Departamento de Genética y Evolución de la UNIGE y en el Museo de Historia Natural de Ginebra, bajo la supervisión del paleontólogo Lionel Cavin, realizó este trabajo en el marco de un proyecto respaldado por el Fondo Nacional Suizo de Investigación Científica. Los resultados obtenidos permiten reconstruir el esqueleto de estos peces con un nivel de detalle nunca antes logrado para este tipo de fósiles. Se trata de una nueva especie llamada Graulia branchiodonta, nombrada así en honor al Graoully, un dragón mítico del folclore de Lorena, y en referencia a los grandes dientes que estos peces tenían en sus branquias.
Los especímenes son individuos juveniles que se caracterizan, entre otras cosas, por tener canales sensoriales muy desarrollados. Probablemente era una especie mucho más activa que el actual Latimeria, el celacanto contemporáneo, cuyo comportamiento es muy apático. Graulia también poseía una vejiga natatoria de gran tamaño, cuya función podía ser respiratoria, auditiva o contribuir a la flotabilidad. Esta peculiar característica está siendo estudiada por el equipo ginebrino y seguramente revelará sorpresas.
El equipo del museo de Ginebra continúa estudiando los celacantos del Triásico, que vivieron unos millones de años después de la mayor extinción masiva de los últimos 500 millones de años, describiendo nuevos fósiles descubiertos en diversas partes del mundo. Se interesan no solo por sus asombrosas características morfológicas, sino también genéticas, basándose en la comparación de los genomas de los vertebrados actuales.