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Esta investigación se centró en el fenómeno del "entrenamiento" en biomusicología, que explora cómo un estímulo externo, como la música, puede sincronizar la actividad neuronal del cerebro. Para ello, los científicos expusieron un grupo de 19 jóvenes adultos a seis piezas de música electrónica diferentes, caracterizadas por frecuencias que varían de 1,65 Hz a 2,85 Hz.
Los participantes luego fueron sometidos a tareas cognitivas y completaron cuestionarios destinados a evaluar su percepción del estado de conciencia después de escuchar cada pieza. Los resultados mostraron que el ritmo más lento, a 1,65 Hz, tuvo los efectos más pronunciados en la actividad cerebral de los participantes.
El análisis de los datos reveló una correlación entre el ritmo de la música y el tiempo de reacción de los participantes durante las tareas cognitivas. Sin embargo, no se observó ningún cambio significativo relacionado con la concentración. Estos hallazgos sugieren que la música electrónica puede influir en la manera en que nuestro cerebro procesa la información y reacciona a los estímulos externos.
Los investigadores españoles, liderados por Raquel Aparicio-Terrés, utilizaron el método de la electroencefalografía para registrar la actividad cerebral de los participantes durante el experimento. Los resultados mostraron que la actividad cerebral parecía sincronizarse con el ritmo de la música, lo que podría explicar las sensaciones intensas experimentadas por los oyentes.
Este estudio ofrece una nueva perspectiva sobre los efectos de la música electrónica en nuestro cerebro y nuestra conciencia. También podría abrir el camino a nuevas terapias para personas que sufren de trastornos de la conciencia, tales como el coma o el estado vegetativo. Sin embargo, los investigadores destacan que es importante comprender los mecanismos subyacentes a estos efectos antes de poder explotarlos completamente.