🌲 El oro crece literalmente en estos árboles

Publicado por Cédric,
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Environmental Microbiome
Otros Idiomas: FR, EN, DE, PT
Las agujas de una pícea común contienen polvo de oro. Este sorprendente descubrimiento implica una colaboración invisible con el mundo microbiano. Esta observación abre perspectivas mineras de un nuevo tipo.

El viaje del oro


El oro presente en el suelo se disuelve en las aguas subterráneas volviéndose soluble. Bajo esta forma, es absorbido por las raíces de la pícea y luego el flujo natural de savia transporta estos iones metálicos hacia las partes aéreas. Este viaje finaliza finalmente en las agujas, donde el oro resulta potencialmente tóxico para el árbol.


Las bacterias endófitas, que viven en simbiosis dentro de los tejidos vegetales, juegan entonces un papel importante: sus biopelículas modifican localmente las condiciones químicas a su alrededor. Esta alteración microambiental favorece la precipitación del oro disuelto. Los iones metálicos se transforman entonces en nanopartículas sólidas e inertes.

Esta transformación representa un mecanismo de desintoxicación natural para la planta: al solidificar el oro, neutraliza un elemento potencialmente nocivo para su metabolismo. Solo una minoría de árboles desarrolla activamente este proceso. Esta selectividad explica la rareza de las observaciones de nanopartículas en las agujas.

Una firma bacteriana distintiva


La observación de las agujas revela un vínculo estrecho entre el oro y ciertas bacterias. Las nanopartículas de oro se encuentran siempre cerca de comunidades microbianas activas. Estos microorganismos construyen biopelículas, verdaderos refugios pegajosos donde viven juntos. Esta proximidad constante sugiere una colaboración íntima para atrapar el oro.

El análisis genético identifica precisamente los actores de este proceso. En las agujas que contienen oro, bacterias como Cutibacterium son mucho más numerosas. Estas especies parecen poseer una capacidad única para transformar el oro líquido en partículas sólidas, por lo que su presencia abundante señala una biomineralización en curso.

Este descubrimiento ofrece aplicaciones prometedoras para la búsqueda de yacimientos de oro en el suelo. El estudio de las bacterias presentes en las plantas podría guiar las exploraciones mineras. Este método natural complementaría ventajosamente las técnicas tradicionales: permitiría una prospección tanto más precisa como más respetuosa con el medio ambiente.

Para ir más allá: ¿Cómo absorben los árboles los metales?


Los árboles extraen naturalmente los metales presentes en su entorno gracias a un proceso continuo que comienza en el suelo. Sus raíces absorben el agua que contiene, además de los nutrientes esenciales, diversos elementos minerales disueltos como los iones metálicos. Esta mezcla acuosa circula luego por toda la planta a través de una red de vasos especializados, semejante a un sistema circulatorio. Transporta así los metales desde las raíces hasta las partes más alejadas, como las hojas o las agujas.

La cantidad de metales que se acumula en los tejidos depende de varias condiciones ambientales y biológicas. La disponibilidad de los elementos en el suelo y su acidez son factores determinantes en este proceso. Por otra parte, cada especie de árbol, e incluso cada individuo, posee capacidades de absorción y tolerancia que le son propias. Ciertas plantas, calificadas de hiperacumuladoras, presentan rendimientos excepcionales en este ámbito.

Esta capacidad natural es explotada por los geólogos en una técnica llamada bioprospección. El análisis químico de los vegetales les permite detectar indirectamente la presencia de yacimientos minerales en profundidad. Este método representa un enfoque ecológico para explorar el subsuelo sin tener que excavar inmediatamente.
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