El robot Perseverance de la NASA ha fotografiado formaciones arenosas gigantes en Marte. Estas estructuras intrigantes cuentan una historia climática.
Estas crestas arenosas, llamadas megaripples, miden hasta un metro de altura. Se sitúan entre las pequeñas ondulaciones y las grandes dunas marcianas. Su formación se remonta a una época en la que la atmósfera de Marte era más densa. Los vientos potentes de ese período esculpieron estos paisajes. Hoy en día, muchos parecen inmovilizados en el tiempo.
Megaripples inactivos fotografiados por Perseverance en Marte el 13 de agosto de 2025. Crédito: NASA/JPL-Caltech/ASU
El sitio de Kerrlaguna muestra megaripples considerados inactivos. No se han movido de manera visible en los últimos años. Su estructura combina arena fina bajo una capa de granos más gruesos. Esta composición los hace resistentes a la erosión eólica. Sin embargo, algunas observaciones satelitales revelan movimientos muy lentos.
Estudios anteriores indican un desplazamiento de aproximadamente un metro cada nueve años. Este movimiento lento demuestra que la superficie marciana no es totalmente inmóvil. Las regiones polares presentan los ejemplos más dinámicos. El hielo de dióxido de carbono influye en estos procesos estacionales.
Perseverance utiliza sus instrumentos para analizar la composición de las arenas. Las cámaras y herramientas químicas examinan el tamaño de los granos y las capas sedimentarias. Las costras saladas detectadas podrían revelar interacciones pasadas con el agua. Estos datos son cruciales para las futuras misiones humanas.
El rover ha cambiado recientemente de rumbo tras dificultades en un terreno rocoso. Esta desviación ha permitido estudiar rocas interesantes como 'Horneflya', completando los conocimientos sobre las dinámicas de superficie. La misión continuará luego hacia otros campos de megaripples.
Animación que muestra la evolución de los patrones eólicos en las dunas marcianas. Crédito: NASA/JPL-Caltech/UArizona
Estas investigaciones ayudan a comprender la evolución climática de Marte a lo largo de millones de años. Los megaripples sirven como archivos naturales de las condiciones atmosféricas pasadas: su estudio ilumina los cambios ambientales a largo plazo. Cada grano de arena contiene una parte de esta historia.
¿Cómo esculpen los vientos los paisajes marcianos?
Los vientos en Marte, aunque menos potentes que en el pasado, continúan modelando la superficie. Transportan partículas de arena y polvo a largas distancias. Este proceso eólico crea patrones distintivos como dunas y megaripples.
La baja densidad atmosférica marciana influye en la forma en que el viento interactúa con el suelo; los granos se mueven por saltación, un rebote característico. Esta acción erosiva es más lenta que en la Tierra pero persistente a escalas geológicas.
El estudio de estos mecanismos ayuda a reconstruir la historia climática del planeta. También permite predecir la evolución futura de los entornos extraterrestres.
¿Por qué son los megaripples tan resistentes a la erosión?
La estructura de los megaripples marcianos combina capas de arena de diferentes granulometrías. Una capa superficial de granos gruesos protege la arena fina que hay debajo en una armadura natural que reduce la sensibilidad a los vientos dominantes.
En la Tierra, las ondulaciones de arena suelen ser móviles por ser homogéneas. En Marte, la separación de los tamaños de grano estabiliza las formaciones. Este fenómeno se ve amplificado por la baja gravedad y la atmósfera tenue. Algunos megaripples muestran, sin embargo, signos de fracturación tras largos períodos.
Esta resistencia los convierte en indicadores valiosos para los geólogos planetarios. Su preservación permite datar los eventos climáticos mayores en Marte.