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Este satélite de la NASA fuertemente maltratado por las tormentas solares de mayo pasado
Publicado por Adrien, Otros Idiomas: FR, EN, DE, PT
Un incidente reciente ha despertado la atención de los investigadores y aficionados a la meteorología espacial: la tormenta solar más poderosa de los últimos veinte años perturbó el funcionamiento del satélite ICESat-2 de la NASA. Esta perturbación ha puesto en evidencia la fragilidad de nuestros instrumentos en órbita frente a las iras de nuestra estrella.
Ilustración del satélite ICESat-2 de la NASA, una misión destinada a medir la evolución de los hielos terrestres. Crédito: NASA
Entre el 7 y el 11 de mayo, una serie de erupciones solares y eyecciones de masa coronal provocaron una tormenta geomagnética, haciendo que la atmósfera terrestre se expandiera. Este fenómeno generó una resistencia atmosférica inesperada en el satélite ICESat-2, forzándolo a entrar en modo de seguridad para proteger sus instrumentos sensibles, mientras perdía altitud.
Para remediar esta situación, el equipo de ICESat-2 realizó dos maniobras para elevar su órbita. Estas acciones buscan reducir la resistencia atmosférica y devolver el satélite a su órbita normal, ubicada a unos 500 kilómetros sobre la Tierra. Una vez recuperada la altitud adecuada, el instrumento principal del satélite, el ATLAS (Advanced Topographic Laser Altimeter System), reanudará sus valiosas observaciones de la superficie terrestre.
ICESat-2, lanzado en septiembre de 2018, tiene como misión principal medir la elevación de los hielos y el grosor del hielo marino, así como la topografía de las tierras y las características de la vegetación. Gracias a su sistema de láser altimétrico de alta precisión, ICESat-2 proporciona datos cruciales para entender los cambios climáticos, en particular las variaciones de las capas de hielo y los glaciares.
Estos datos de alta resolución son esenciales para los científicos. No solo permiten predecir con mayor precisión la futura elevación del nivel del mar, sino también evaluar los cambios en los ecosistemas terrestres. El retorno a la normalidad de las operaciones de ICESat-2 es, por tanto, esperado con ansias por la comunidad científica.