Este "tanque" del Triásico resulta ser un pariente de los cocodrilos

Publicado por Redbran,
Fuente: The Anatomical Record
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Investigadores han descubierto en Texas una nueva especie de primo del cocodrilo que data de hace 215 millones de años.

En las formaciones rocosas del noroeste de Texas, científicos han desenterrado a un aetosaurio, un pariente lejano de los cocodrilos. Este animal prehistórico, de 5 metros de longitud y provisto de miembros robustos, estaba cubierto de placas óseas para protegerse. Apodados los "tanques del Triásico", estos seres vivieron hace entre 237 y 201 millones de años, abarcando casi todos los continentes, con la excepción de Australia y la Antártida. A diferencia de los cocodrilos actuales, los aetosaurios eran principalmente omnívoros.


Una ilustración del nuevo aetosaurio descubierto, Garzapelta muelleri.
Crédito: Márcio L. Castro

El hallazgo fue posible gracias a excavaciones en la formación Cooper Canyon, donde se exhumó una gran porción de la armadura dorsal del animal. "Tenemos elementos que van desde la parte trasera del cuello y la región de los hombros hasta la punta de la cola", explica William Reyes, estudiante de doctorado en la Universidad de Texas en Austin, destacando lo inusual de este descubrimiento.

El fósil, descubierto por el paleontólogo Bill Mueller y el recolector aficionado Emmett Shedd en 1989, no fue identificado como perteneciente a una nueva especie hasta después de investigaciones preliminares a principios de los años 2000. Nombrado Garzapelta muelleri, esta especie presenta una combinación única de placas óseas, distinguiendo claramente el fósil entre otros aetosaurios conocidos.

La clasificación precisa de Garzapelta muelleri dentro del árbol genealógico de los aetosaurios fue compleja debido a sus características únicas. Comparte rasgos con dos grandes grupos de aetosaurios, pero los investigadores concluyeron que tenía más similitudes con los Aetosaurinae, a pesar de algunas notables evoluciones convergentes de sus placas óseas.


William Reyes examina los restos fósiles de Garzapelta muelleri.
Crédito: William Reyes

Este descubrimiento enriquece nuestra comprensión de la diversidad de formas de vida durante el Triásico y enfatiza la importancia de la protección para estos animales prehistóricos, demostrando la evolución compleja de las especies y su adaptación al entorno.
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