Las misiones espaciales someten a las tripulaciones a un conjunto de consecuencias psicológicas significativas: aislamiento, falta de variedad en los estímulos ambientales y estrés incrementado. Para contrarrestar estas dificultades, el casco Vive Focus 3, adaptado específicamente a las condiciones espaciales, representa una herramienta dirigida a mejorar la gestión del estrés y a prevenir los trastornos relacionados con el aislamiento prolongado.
Andreas Mogensen, astronauta de la misión Nasa Crew-7, ha sido el primero en beneficiarse de esta tecnología, utilizando el casco para sesiones de relajación mental.
El 15 de febrero de 2024, se anunció que el uso del Vive Focus 3 se extendería más allá del apoyo a la salud mental para incluir también ejercicios físicos. Con esta expansión, las rutinas de entrenamiento físico de los astronautas se enriquecen ahora con una inmersión visual e interactiva. Al combinar el uso del casco VR con una bicicleta de ejercicio, los astronautas pueden simular recorridos ciclistas en diversos paisajes.
Así, la VR desempeña un papel en la búsqueda de mejorar tanto la salud física como mental de los astronautas. Al recrear entornos naturales y proveer estímulos auditivos y visuales, el casco permite un vínculo con la Tierra, contribuyendo a superar el aislamiento espacial.