Las aguas de drenaje de las minas de carbón abandonadas liberan COâ‚‚ a la atmósfera según las investigaciones de la geoquÃmica Dorothy Vesper. Imagen Wikimedia
La dificultad principal reside en la identificación de todos estos sitios mineros abandonados, cuyo número exacto se desconoce. Dorothy Vesper y su equipo a menudo deben recorrer zonas boscosas para localizar minas señaladas, pero frecuentemente descubren que las aberturas han desaparecido o que los flujos han cesado. Esta ausencia de un censo completo impide una evaluación precisa del impacto global de estas emisiones, que potencialmente afectan a todas las regiones mineras del mundo.
Para medir estas concentraciones excepcionales de COâ‚‚, los investigadores tuvieron que recurrir a un instrumento de la industria de bebidas, capaz de detectar niveles hasta mil veces superiores a los de las aguas naturales. Este aparato portátil, habitualmente utilizado en cervecerÃas y plantas embotelladoras, resultó perfectamente adaptado a las condiciones extremas encontradas en el terreno. Los resultados obtenidos muestran variaciones temporales importantes, relacionadas con las condiciones hidrológicas locales.
Los trabajos presentados durante el congreso GSA Connects 2025 abren nuevas vÃas para comprender y mitigar esta fuente poco conocida de gases de efecto invernadero. La comunidad cientÃfica apenas comienza a tomar conciencia de la importancia de estas emisiones residuales, que podrÃan modificar nuestro enfoque de la gestión de sitios mineros abandonados a escala mundial.
La actividad minera perturba este equilibrio geológico al exponer estas rocas antiguas a nuevas condiciones quÃmicas. Las galerÃas excavadas por el hombre crean vÃas de flujo preferenciales para las aguas ácidas, acelerando considerablemente los procesos de erosión natural que, de otro modo, tomarÃan milenios.