¿Alguna vez has notado que tiendes a imitar el discurso o las expresiones faciales de tu interlocutor? La imitación es un comportamiento humano omnipresente que juega un papel clave en nuestras interacciones sociales. Comprender los mecanismos subyacentes a este fenómeno podría ofrecer nuevas perspectivas terapéuticas. Un equipo de investigadores de la Universidad de Bolonia ha aclarado recientemente estos mecanismos mediante el estudio de cómo ciertas regiones del cerebro regulan esta imitación automática.
Los investigadores utilizaron una técnica avanzada de estimulación cerebral no invasiva, llamada "estimulación asociativa cortico-cortical apareada" (ccPAS), para explorar la plasticidad cerebral. Este enfoque permitió apuntar con precisión las conexiones neuronales entre diferentes regiones del córtex motor. Su estudio, publicado en
Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), revela que la conectividad entre ciertas regiones del cerebro, particularmente el córtex premotor ventral (PMv) y el córtex motor primario (M1), juega un papel clave en la tendencia a imitar automáticamente los comportamientos observados en otros.
Para llevar a cabo este estudio, el equipo reclutó a 80 participantes sanos, distribuidos en cuatro grupos distintos. Cada grupo fue sometido a un protocolo de estimulación diferente, seguido de dos tareas conductuales: una tarea de imitación voluntaria y una tarea de imitación automática. Los resultados demostraron que el fortalecimiento de la conectividad entre el PMv y el M1 incrementaba la propensión a imitar automáticamente, mientras que su debilitamiento producía el efecto contrario. Por otro lado, otra región cerebral, el córtex motor suplementario (SMA), parece desempeñar un papel de control cognitivo modulando esta imitación según el contexto.
Sonia Turrini, coautora del estudio, explica que estos descubrimientos ofrecen nuevas perspectivas para entender cómo la plasticidad cerebral puede ser manipulada para influir en el comportamiento imitativo. Alessio Avenanti, el investigador principal, añade que esto podría abrir el camino a aplicaciones terapéuticas destinadas a mejorar las capacidades cognitivas en pacientes con trastornos neurológicos o disfunciones sociales. Al modular la imitación automática, sería posible atenuar las interferencias en situaciones que requieren una mayor concentración.
Este avance científico, al iluminar los circuitos neuronales específicos involucrados en la imitación, marca un paso importante en la comprensión de las interacciones sociales y abre perspectivas prometedoras para el tratamiento de diversos trastornos cognitivos y sociales.