Publicado por Adrien, Otros Idiomas: FR, EN, DE, PT
En 2024, la empresa SpaceX de Elon Musk logró avances notables, consolidando su estatus. Desde lanzamientos en gran cantidad hasta pruebas del gigantesco lanzador Starship, el año estuvo marcado por múltiples récords.
Captura exitosa del propulsor Super Heavy el 13 de octubre de 2024. Crédito: SpaceX
Con 131 lanzamientos orbitales en un solo año, SpaceX superó su propio récord establecido en 2023. La mayoría de estas misiones fueron realizadas por el Falcon 9, conocido por su capacidad de reutilización. El Falcon Heavy, por su parte, contribuyó con dos lanzamientos. Este ritmo frenético representa más de la mitad de las misiones espaciales mundiales en 2024. Y se trata solo de un actor de la industria espacial global.
El Starship, lanzador de nueva generación, alcanzó hitos cruciales con cuatro vuelos de prueba calificados como exitosos este año. Entre los avances destacados, está la recuperación del propulsor Super Heavy directamente en la torre de lanzamiento mediante sus brazos mecánicos, apodados "chopsticks". Un logro tecnológico que anticipa una reutilización rápida y económica.
Estos avances son esenciales para cumplir con el plazo del programa Artemis 3 de la NASA, previsto para 2027. El Starship desempeñará un papel clave como módulo lunar. A largo plazo, Elon Musk tiene la ambición de hacer posible la colonización de Marte, un proyecto que depende de la completa reutilización del Starship.
Paralelamente, SpaceX rompió un récord con el Falcon 9: una primera etapa voló 24 veces, empujando aún más los límites de durabilidad de los cohetes. Este enfoque permite reducir considerablemente los costos, consolidando la ventaja competitiva de la empresa.
Cerca del 70 % de los lanzamientos del Falcon 9 estuvieron dedicados a la expansión de la constelación Starlink. Con más de 6.800 satélites en órbita, el proyecto busca ofrecer conectividad global a internet. Un avance notable en 2024 fue la finalización de la primera constelación de satélites capaces de comunicarse directamente con teléfonos móviles. Elon Musk ha prometido mayores prestaciones con las futuras generaciones de satélites.
El Starship de SpaceX durante su sexto vuelo de prueba desde la Starbase, en Texas. Crédito: SpaceX
Finalmente, la relación de Elon Musk con el presidente electo Donald Trump ha captado la atención. Musk desempeñó un papel activo en la campaña, invirtiendo masivamente para apoyar a Trump. A cambio, fue designado para copresidir un comité destinado a reducir las regulaciones gubernamentales. Esta colaboración podría fortalecer la influencia de Elon Musk, y por ende de SpaceX, en las decisiones estratégicas del sector espacial estadounidense.
¿Cuál es el impacto ecológico de los lanzamientos de SpaceX?
El desarrollo rápido de lanzadores reutilizables de SpaceX y la constelación Starlink plantea preguntas importantes sobre su impacto ambiental. Aunque estas tecnologías son innovadoras, tienen consecuencias notables.
Los lanzadores de SpaceX, como el Falcon 9, utilizan un combustible llamado RP-1 (un queroseno altamente refinado) y oxígeno líquido. Durante los lanzamientos, la combustión de este combustible genera dióxido de carbono (CO₂), agua, óxidos de nitrógeno y otros subproductos. Estas emisiones contribuyen al efecto invernadero, aunque el sector espacial actualmente representa una pequeña fracción de las emisiones mundiales en comparación con industrias como el transporte o la energía, pero está en aumento.
El problema principal radica en la altitud. Las emisiones de los lanzadores ocurren en la atmósfera alta y en la estratosfera, donde los gases pueden perturbar la capa de ozono y tener un impacto climático desproporcionado. Estas altitudes hacen que los efectos sean más persistentes y más complejos de modelar que las emisiones a nivel del suelo.
El despliegue masivo de satélites Starlink (varios miles una vez completada la constelación) también ha ampliado las preocupaciones sobre la contaminación espacial. Aunque SpaceX se muestra proactiva al desorbitar sus satélites al final de su vida útil para reducir los desechos, su gran número aumenta los riesgos de colisiones y generación de fragmentos, además del impacto atmosférico por la adición de metales a la atmósfera durante su combustión final.
La reutilización de los cohetes, un atributo clave de SpaceX, reduce el impacto ambiental global al limitar la necesidad de fabricar nuevos lanzadores. Sin embargo, cada misión sigue siendo intensiva en energía, y pruebas como las del Starship, que consume metano, plantean dudas sobre el impacto acumulado a largo plazo.
SpaceX trabaja en combustibles más limpios, especialmente para el Starship, que utiliza metano producido a partir de fuentes renovables. La mayor vigilancia de la órbita baja y la investigación en materiales biodegradables para los satélites también podrían reducir el impacto ecológico.
Aunque SpaceX dirige la industria espacial hacia prácticas que pretenden ser más sostenibles, el equilibrio entre la exploración espacial y la preservación del medio ambiente sigue siendo una cuestión a vigilar de cerca.