El ser humano solo ha observado el 0,001% de los fondos marinos 🌊

Publicado por Cédric,
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Science Advances
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A pesar de su papel fundamental para el planeta, menos del 0,001% de los fondos marinos han sido observados directamente. Esta ínfima proporción, comparable a 2,5 veces la superficie de la ciudad de París, revela la inmensidad de nuestras lagunas de conocimiento.


A - La actividad de inmersión en aguas profundas entre 1958 y 2024 se concentra en unas pocas zonas específicas.
B - Alta actividad en la bahía de Monterey, Estados Unidos.
C - Actividad notable alrededor de Hawái, Estados Unidos.
D - Actividad concentrada en las bahías de Suruga y Sagami, Japón.
E - Actividad importante frente a las costas de Nueva Zelanda. El mapa muestra el número de inmersiones por zona de 250 km², no la superficie realmente explorada, que es mucho menor.

Las profundidades oceánicas, situadas más allá de los 200 metros, albergan ecosistemas únicos y procesos geológicos poco conocidos. Un estudio reciente publicado en Science Advances destaca que las exploraciones visuales siguen siendo escasas, costosas y concentradas cerca de las costas de unos pocos países ricos.

Un desequilibrio geográfico evidente


El 65% de las observaciones provienen de las zonas económicas exclusivas de Estados Unidos, Japón y Nueva Zelanda. Estos tres países, junto con Francia y Alemania, suman el 97% de las inmersiones registradas desde 1958.

Esta sobrerrepresentación distorsiona nuestra comprensión de los abismos. Las condiciones observadas cerca de California o Japón probablemente difieren de las del Atlántico tropical o el océano Austral.

Los datos históricos, a menudo limitados a fotografías en blanco y negro, acentúan este sesgo. Las tecnologías modernas, como cámaras 4K o escáneres láser, podrían cambiar nuestra percepción de los ecosistemas profundos si se implementaran a mayor escala.

Tecnología y cooperación: las claves de la exploración


Los cañones submarinos y los montes hidrotermales captan la atención, dejando en la sombra las llanuras abisales, que son mayoritarias. Estas zonas desatendidas son esenciales para evaluar el impacto del calentamiento o la minería.

El costo de los sumergibles y los buques de investigación frena el progreso. Robots de bajo coste y cámaras autónomas están surgiendo, ofreciendo soluciones para países menos equipados.

Los autores abogan por un intercambio abierto de archivos y campañas de imagen a gran escala. El aprendizaje automático y los cables submarinos podrían acelerar el descubrimiento de especies o nuevos hábitats.

Consecuencias importantes para el planeta


Este desconocimiento de los abismos compromete nuestra capacidad para proteger estos ecosistemas vitales. Sin datos precisos, es imposible evaluar el impacto real de la pesca en aguas profundas, la minería o el cambio climático en estos entornos. Las decisiones políticas, como la autorización de proyectos industriales en aguas profundas, se basan en modelos incompletos, arriesgando acelerar la destrucción de especies o ecosistemas aún desconocidos.

Además, el océano profundo regula el clima y produce parte del oxígeno terrestre. Ignorar su funcionamiento es perder soluciones potenciales para mitigar el calentamiento o descubrir nuevas moléculas médicas. Llenar estos vacíos exige un esfuerzo global, combinando innovaciones tecnológicas y cooperación científica, antes de que la actividad humana altere irreversiblemente este último gran territorio inexplorado.
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