Starship vuelo 9: el cohete propulsor explota, la nave se desintegra... ¿qué futuro le espera al gigantesco lanzador? 🚀

Publicado por Adrien,
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El 27 de mayo de 2025, a las 23:36 UTC, el noveno intento de vuelo del Starship de SpaceX despegó desde Starbase, en Texas, ante los ojos de miles de entusiastas reunidos en las playas de South Padre Island. Este lanzamiento, bautizado como Flight 9, llevaba consigo las esperanzas de un avance decisivo en la conquista del espacio, con el objetivo de demostrar la reutilización del sistema y validar el despliegue de cargas útiles en órbita.


Como siempre ocurre con el Starship, el despegue fue espectacular. Los 33 motores Raptor del cohete propulsor Super Heavy B14 rugieron al unísono, impulsando el conjunto de 120 metros de altura hacia el cielo tejano. Este vuelo marcó un hito: el propulsor ya había volado en enero, un paso crucial hacia la reutilización del lanzador pesado. La separación de las etapas se realizó sin problemas, y la nave Starship, designada Ship 35, continuó su trayectoria hacia el espacio.

Sin embargo, las dificultades no tardaron en aparecer. El propulsor Super Heavy inició su descenso hacia el golfo de México. Según el plan de vuelo, debía realizar un amerizaje controlado, pero con un perfil de reentrada más agresivo que en vuelos anteriores, con fines de prueba. Durante el intento de reignición de los motores para la fase final, se produjo una explosión, lo que provocó la pérdida del propulsor. A pesar de este fallo, SpaceX considera esta maniobra como una oportunidad para obtener datos valiosos sobre el comportamiento del sistema en condiciones extremas.

Por su parte, mientras la nave alcanzaba su velocidad orbital prevista, una fuga de combustible provocó la pérdida de control de actitud. Un fallo seguido de otro: el bloqueo de la apertura de la compuerta de la bahía de carga útil, lo que hizo imposible el despliegue de los ocho simuladores de satélites Starlink a bordo. Sin estabilidad, la nave comenzó a girar sin control, comprometiendo el resto de la misión.


La nave, visible a la izquierda de la imagen, envuelta en plasma durante su reentrada atmosférica incontrolada

La situación del Starship empeoró rápidamente. Incapaz de corregir su trayectoria, inició una reentrada atmosférica no controlada. A los 46 minutos y 48 segundos del lanzamiento, se perdió la telemetría. Poco después, la nave se desintegró sobre el océano Índico, en lo que SpaceX calificó, como es habitual, de "desmontaje rápido no planificado".

A pesar de estos contratiempos, Elon Musk destacó los avances logrados. Señaló la ausencia de pérdida de losetas del escudo térmico durante el ascenso, un punto crucial para la reutilización de la nave. Además, anunció un aumento en el ritmo de los vuelos de prueba, con el objetivo de realizar lanzamientos cada tres o cuatro semanas, respaldado por una autorización de la FAA para hasta 25 lanzamientos anuales desde Starbase.

Los espectadores presentes, algunos venidos desde muy lejos, expresaron sentimientos mezclados de asombro y decepción. Para muchos, presenciar este lanzamiento representaba la culminación de un sueño infantil, alimentado por los logros pasados de la conquista espacial. A pesar del resultado del vuelo, el entusiasmo por la exploración espacial se mantuvo intacto, reforzado por la convicción de que cada fracaso acerca un poco más al éxito.
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