Hace tres años, una misión espacial hizo historia al modificar la trayectoria de un asteroide. Este experimento abrió el camino a nuevos métodos para proteger la Tierra de cuerpos celestes peligrosos.
Las imágenes capturadas por el satélite LICIACube revelaron escombros eyectados con una energía sorprendente. Estas observaciones cuestionan los modelos físicos utilizados para predecir el comportamiento de los asteroides después de un impacto.
El campo de escombros tras la colisión de DART con Dimorphos, capturado por LICIACube. Los análisis revelan comportamientos inesperados. Crédito: NASA DART team y LICIACube
La misión DART no solo acortó la órbita de Dimorphos alrededor de Didymos, sino que también cambió su forma. Estos resultados se consideraron una prueba de concepto para el método del impactador cinético.
Sin embargo, el estudio de los escombros muestra que los fragmentos grandes se mueven con más velocidad de lo previsto. Los fragmentos eyectados podrían incluso representar un riesgo para Marte dentro de varios milenios. Su disposición en grupos distintos muestra fenómenos físicos aún poco comprendidos.
Los científicos atribuyen esto a un "impulso adicional" recibido durante su eyección. Esta energía adicional podría provenir de la liberación de gases atrapados en el asteroide. Otra hipótesis menciona efectos de resonancia durante la fragmentación.
La disposición en grupos de los escombros sigue siendo un misterio. Podría estar relacionada con variaciones en la composición o la estructura interna de Dimorphos.
Las últimas imágenes de DART antes del impacto con Dimorphos. Crédito: John Hopkins University Applied Physics Laboratory
¿Qué es el método del impactador cinético?
El método del impactador cinético consiste en enviar una nave espacial para chocar contra un asteroide y modificar su trayectoria. Esta técnica se basa en la transferencia de cantidad de movimiento durante la colisión.
La eficacia de este método depende de varios factores, como la masa y la velocidad del impactador. Las últimas observaciones muestran que otros parámetros, como la estructura del asteroide, juegan un papel crucial.
Las futuras misiones deberán tener en cuenta estas variables para optimizar los impactos. Las simulaciones actuales aún no capturan toda la complejidad de los fenómenos en juego.