Estás de vacaciones, tumbado a la sombra de un pino, y un sonido familiar llena el aire: cri-cri-cri-cri... Este ruido constante, agudo, a veces hipnótico, es el de las cigarras. Pero ¿cómo logran estos pequeños insectos producir un sonido tan fuerte? ¿Y por qué lo hacen?
Un instrumento natural en el abdomen
Las cigarras no cantan con la boca, sino con su... ¡vientre! Más precisamente, son los machos los que "cantan" gracias a un órgano especial llamado tímpano, situado a los lados de su abdomen. Estos tímpanos son unas membranas flexibles que la cigarra hace vibrar rápidamente con músculos muy potentes.
Con cada contracción, la membrana se deforma y produce un "clic". Como estos clics se repiten cientos de veces por segundo, forman un sonido continuo que percibimos como un "canto". Además, el abdomen hueco de la cigarra actúa como caja de resonancia para amplificar este ruido.
¿Pero por qué lo hacen?
Este "canto" no es solo por placer o para avisarnos que hace calor. Las cigarras macho cantan principalmente para atraer a las hembras. Cada especie de cigarra tiene su propio ritmo, lo que permite a las hembras reconocer a los machos de su especie entre todos los sonidos de la naturaleza.
Algunas especies pueden alcanzar hasta 120 decibelios — ¡es tan fuerte como una sirena de bomberos! De hecho, es uno de los sonidos más potentes producidos por un insecto en el mundo.
Las cigarras hembra, por su parte, no cantan. Escuchan. Cuando una hembra detecta un macho con un canto que le gusta, se acerca discretamente para aparearse.
¿Y por qué solo en verano?
Las cigarras son insectos de sangre fría, por lo que necesitan calor para estar activas. Por eso cantan sobre todo cuando hace calor, generalmente entre 25 y 40°C. Por debajo de 20°C, se quedan en silencio.