La supervivencia de algunos ecosistemas coralinos frente a la actual crisis climática encuentra una explicación inesperada en su pasado lejano. Una cartografÃa genética sin precedentes, que abarca cientos de especies, revela una historia evolutiva marcada por una resiliencia notable durante crisis ambientales antiguas.
Estos organismos marinos, pilares de la biodiversidad oceánica, revelan capacidades de adaptación heredadas de cientos de millones de años de evolución.
Este análisis filogenético exhaustivo, publicado en la revista
Nature, rastrea el origen de los corales duros hasta una época remota. El estudio demuestra que estos animales ya han superado episodios extremos de calentamiento y empobrecimiento de oxÃgeno en los océanos. Su trayectoria evolutiva, reconstituida gracias a la secuenciación parcial de numerosos genomas, pone de relieve estrategias de supervivencia distintas que podrÃan resultar determinantes hoy en dÃa.
Una historia evolutiva revisada
El ancestro común de los corales duros contemporáneos vivió hace aproximadamente 460 millones de años. Este organismo, probablemente heterótrofo, presentaba una flexibilidad ecológica notable, permitiéndole colonizar hábitats variados, desde aguas poco profundas hasta las profundidades marinas. Esta plasticidad inicial parece haber constituido una ventaja evolutiva fundamental. La colonización de nichos ecológicos diversos facilitó la dispersión y persistencia de estas especies a través de las eras geológicas, sentando las bases de su diversificación futura.
Una etapa decisiva en la evolución de los corales ocurrió hace aproximadamente 300 millones de años, con el establecimiento de una relación simbiótica con algas fotosintéticas. Esta innovación biológica, al permitir un acceso a una fuente de energÃa adicional, catalizó una radiación evolutiva mayor. Sin embargo, los datos fósiles indican que numerosos linajes simbióticos sufrieron extinciones masivas durante eventos anóxicos oceánicos, hace 180 millones de años. Esta dependencia simbiótica resultó ser un punto de vulnerabilidad durante perturbaciones globales.
En contraste llamativo, las especies no simbióticas persistieron, e incluso prosperaron en ocasiones, durante estos mismos perÃodos crÃticos. Su supervivencia se atribuye a su independencia energética y a su capacidad para ocupar hábitats profundos, menos afectados por las crisis superficiales. Su régimen alimentario basado en la captura de partÃculas en suspensión les ofreció una adaptabilidad superior frente a condiciones ambientales en rápida mutación.
Perspectivas para los arrecifes modernos
La lección principal de este estudio reside en la demostración de una resiliencia diferencial entre los linajes coralinos. Los corales no simbióticos, aunque menos visibles que sus homólogos constructores de arrecifes tropicales, representan un patrimonio genético inestimable. Su historia evolutiva muestra una capacidad probada para atravesar trastornos planetarios. Su presencia en los ecosistemas marinos actuales constituye un reservorio de diversidad biológicamente capital para la perdurabilidad de los corales.
Para las especies simbióticas modernas, que forman la columna vertebral de los arrecifes coralinos, es más complejo. Su dependencia de condiciones ambientales estables las hace particularmente vulnerables al blanqueamiento inducido por el calentamiento de las aguas. Sin embargo, la comprensión de su historia evolutiva, marcada por ciclos de expansión y contracción, invita a una reevaluación de su potencial de adaptación a largo plazo. Su patrimonio genético podrÃa contener mecanismos de tolerancia latentes.
La conservación de los ecosistemas coralinos debe asà integrar la protección de esta diversidad funcional. Las estrategias de preservación ganan al incluir no solo los arrecifes emblemáticos de aguas cálidas y poco profundas, sino también las comunidades coralinas de aguas más frÃas y más profundas. La salvaguarda de todo el continuo ecológico ocupado por los corales maximiza las posibilidades de mantener las funciones ecosistémicas esenciales en un océano en mutación.