🌍 Los terremotos, un impulso inesperado para la vida invisible

Publicado por Adrien,
Fuente: PNAS Nexus
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Bajo nuestros pies, un ecosistema poco conocido prospera en la oscuridad total, representando cerca de un tercio de la biomasa terrestre. ¿Cómo logran sobrevivir estas formas de vida sin luz, en entornos a menudo pobres en recursos? Un estudio reciente realizado en el parque de Yellowstone aporta un elemento de respuesta inesperado: los pequeños terremotos podrían desempeñar el papel de verdaderos revitalizantes para estas comunidades ocultas.

Un equipo de investigadores examinó las consecuencias de una serie de sacudidas sísmicas ocurridas en 2021 en el campo volcánico de la meseta de Yellowstone. Se interesaron por los microorganismos que viven en los acuíferos profundos, que normalmente dependen de reacciones químicas entre el agua y la roca para obtener su energía, un proceso que se explica con más detalle al final del artículo. Para observar los efectos de los sismos, se realizaron muestreos de agua en diferentes épocas del año.


Piscina "Morning Glory", parque nacional de Yellowstone, fuente termal.
Imagen de ilustración Pixabay

Cuando el suelo tiembla, las capas rocosas se agrietan y liberan superficies minerales frescas. Estos movimientos también redistribuyen los fluidos atrapados y abren nuevas vías de flujo para el agua. Esta sacudida física desencadena entonces una serie de reacciones químicas que modifican la composición de las aguas subterráneas. Los análisis mostraron un aumento notable de hidrógeno, sulfuros y carbono orgánico disuelto justo después de los terremotos.

Estos cambios geoquímicos tuvieron un impacto directo en la vida microscópica. De hecho, los científicos observaron un aumento en el número de células planctónicas en las muestras, lo que indica una actividad biológica más intensa. Las comunidades microbianas, generalmente estables en estos medios aislados, presentaron evoluciones significativas en su composición a lo largo del tiempo. Así, la energía cinética de los sismos parece dinamizar tanto la química del agua como los organismos que viven en ella.

Este fenómeno podría aplicarse a muchos entornos subterráneos en la Tierra donde la actividad sísmica es frecuente. Al renovar las fuentes de energía química en profundidad, los terremotos participarían en el mantenimiento de ecosistemas ocultos a escala global. Según los investigadores, este descubrimiento aclara los mecanismos de supervivencia en los hábitats más inhóspitos de nuestro planeta.

Las implicaciones incluso superan el marco terrestre, como se desarrolla más abajo. En otros mundos rocosos como Marte, donde el agua podría existir bajo la superficie, una actividad sísmica regular podría refrescar la química de los acuíferos y así favorecer la habitabilidad para microorganismos. Los procesos observados en Yellowstone ofrecen un modelo para considerar la posibilidad de vida en las profundidades de otros cuerpos celestes. Los resultados fueron publicados en la revista PNAS Nexus.

Este estudio demuestra que las interacciones entre la geología y la biología son más dinámicas de lo que se pensaba. Mientras que los sismos a menudo se perciben como eventos destructivos, en realidad pueden insuflar una nueva vitalidad a los ecosistemas más discretos de la Tierra. La comprensión de estos vínculos abre perspectivas para el estudio de la vida en condiciones extremas, aquí y en otros lugares.

La quimiolitotrofía: la energía de las rocas


Los microorganismos de las profundidades no pueden utilizar la luz solar para producir su energía, como lo hacen las plantas. Por lo tanto, han desarrollado otras estrategias, entre ellas la quimiolitotrofía. Este proceso les permite obtener energía directamente de reacciones químicas que involucran minerales presentes en las rocas. Por ejemplo, algunos microbios oxidan el hidrógeno o los compuestos sulfurados liberados durante la alteración de los minerales.

Estas reacciones químicas proporcionan la energía necesaria para la síntesis de materia orgánica a partir de dióxido de carbono. Es un modo de vida fundamental en los ecosistemas subterráneos, las fuentes hidrotermales oceánicas o ciertos suelos extremos. Sin esta capacidad, la vida en la oscuridad perpetua sería prácticamente imposible, ya que los recursos orgánicos provenientes de la superficie son escasos.

Cuando los terremotos fracturan la roca, exponen nuevas superficies minerales no alteradas al agua. Esto acelera las reacciones de disolución y libera compuestos químicos que sirven de 'combustible' a los microbios. El aporte repentino de hidrógeno o sulfuros, como se observó en Yellowstone, constituye así un festín inesperado para estas comunidades, estimulando su crecimiento y actividad.

Este mecanismo muestra hasta qué punto la vida es ingeniosa para explotar los recursos de su entorno. También pone en evidencia la interdependencia entre los procesos geológicos y biológicos. La quimiolitotrofía es un pilar de la biosfera subterránea, y su dinámica está directamente influenciada por la actividad tectónica del planeta.

Los terremotos y la habitabilidad planetaria


La búsqueda de vida más allá de la Tierra a menudo se centra en mundos que presentan agua líquida en la superficie. Sin embargo, los entornos subterráneos podrían ofrecer refugios mucho más estables y extendidos. En planetas como Marte, donde las condiciones de superficie son hostiles, las capas profundas podrían albergar agua y fuentes de energía química. Los trabajos realizados en Yellowstone indican que los terremotos podrían desempeñar un papel determinante allí.

En un planeta geológicamente activo, las sacudidas sísmicas podrían fracturar regularmente la corteza y mezclar los fluidos subterráneos. Esta agitación podría avivar las reacciones químicas entre el agua y los minerales, proporcionando así nutrientes y energía a posibles microorganismos. Incluso una actividad sísmica débil pero regular podría ser suficiente para mantener tales ecosistemas durante largos períodos.

Esta perspectiva amplía considerablemente la definición de zonas habitables en el Sistema Solar y más allá. Ya no se limita a las regiones que reciben suficiente luz estelar, sino que incluye mundos fríos o áridos cuyo interior es caliente o activo. Las lunas heladas como Europa o Encélado, sometidas a fuerzas de marea que generan calor y quizás terremotos, también podrían albergar tales procesos.

Comprender cómo los terremotos sostienen la vida en la Tierra ayuda, por tanto, a guiar la exploración espacial. Permite dirigir las misiones hacia los sitios más prometedores y diseñar instrumentos capaces de detectar los signos de una vida subterránea.
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