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🌊 Un excepcional tsunami medieval en el Caribe
Publicado por Adrien, Fuente: IPGP Otros Idiomas: FR, EN, DE, PT
Nuevos trabajos científicos acaban de desvelar un episodio geológico tan espectacular como olvidado: un tsunami de una magnitud excepcional que habría golpeado el Caribe a finales del siglo XIV.
El estudio, publicado recientemente en Geophysical research Letter, se basa en una pista natural sorprendente: corales masivos, arrancados del arrecife y proyectados varios cientos de metros tierra adentro en la isla de Anegada, en las Islas Vírgenes Británicas, al norte del arco de las Antillas. Testigos silenciosos que, seis siglos después, relatan lo que los archivos humanos nunca registraron.
Imagen de ilustración Pixabay
Los investigadores del IPGP descubrieron estos corales durante una misión de campo en Anegada. Los cartografiaron con precisión para obtener información sobre su distribución, un dato indispensable para restringir los modelos de tsunamis. Posteriormente, tomaron muestras de la superficie de los corales para datar con precisión su muerte con la técnica del Uranio/Torio en dos laboratorios (en el CEREGE en Francia y en Taiwán en el HISPEC).
Estos corales son la huella geológica de un tsunami mayor que ocurrió en las Antillas antes de la llegada de Cristóbal Colón y de las primeras crónicas sobre desastres naturales que comienzan a mediados del siglo XVII en las Antillas. Este tsunami fue producido por un terremoto de magnitud superior a 8 en la región.
Ha sido posible datar este tsunami con una precisión sin igual, lo que permitirá realizar investigaciones históricas específicas en los archivos de las ciudades costeras del Atlántico en Estados Unidos, Canadá, Europa, África...). En efecto, dada la magnitud del fenómeno, las olas con toda seguridad atravesaron toda la cuenca oceánica para golpear esas ciudades unas horas después del terremoto.
Corales desplazados por una fuerza colosal
En la isla, los investigadores identificaron docenas de corales que pueden alcanzar 2 m de diámetro, que hoy descansan en zonas que el mar nunca alcanza, ni siquiera durante las tormentas más violentas. Su simple presencia en ese lugar indica que fueron transportados por un fenómeno de una potencia fuera de lo común.
Para determinar la edad de estos corales, los científicos utilizaron un método de datación basado en los isótopos del uranio. Resultado: los corales murieron todos entre 1381 y 1391, antes de la llegada de Cristóbal Colón a esta región y de las primeras crónicas históricas.
Un terremoto mayor como origen probable
Cruzando los datos geológicos con los modelos de propagación de olas, los autores sugieren que un terremoto de magnitud superior a 8 a lo largo de una falla en la placa americana en subducción o en la interfaz de subducción en la fosa de Puerto Rico sería el origen de la muerte de estos corales.
Este terremoto habría creado olas de tsunami lo suficientemente poderosas como para arrancar los corales vivos de los arrecifes que rodean la isla. Los corales habrían sido transportados tierra adentro antes de que el mar se retirara y los abandonara.
La isla de Anegada es una Isla Virgen Británica situada al este de Puerto Rico frente a la fosa de Puerto Rico, donde la placa Norteamericana se hunde bajo la Placa Caribe a una velocidad de 2 cm/año. Es una plataforma calcárea rodeada de arrecifes de borde. Los corales muertos fueron identificados y cartografiados en la costa norte de la isla. Fueron arrancados vivos de los arrecifes de borde y transportados entre 1381 y 1391 d.C. por una ola de tsunami.
Esta ola muy probablemente fue iniciada por la ruptura de la interfaz de subducción durante un megaterremoto. Los corales fueron abandonados en la plataforma a varios metros de altitud cuando la ola se retiró. Murieron allí y se preservaron intactos durante casi 650 años antes de que el equipo los descubriera durante una misión de campo. Su presencia atestigua que pueden producirse tsunamis importantes en el borde este del Caribe, donde también se ubican las islas de las Antillas.
Una memoria geológica
Las pistas dejadas en el terreno dan fe de un episodio raro, poderoso y capaz de modificar duraderamente los paisajes costeros. Este tsunami medieval de gran magnitud seguramente atravesó el Atlántico para golpear las costas de Canadá, Europa o África. Poder datarlo con tal precisión permitirá buscar eficazmente este evento en los archivos históricos.
El estudio subraya hasta qué punto los archivos geológicos pueden revelar eventos mayores que tuvieron lugar antes del período histórico o en zonas donde las poblaciones eran escasas o dispersas.
La larga historia de los riesgos costeros
Más allá del descubrimiento en sí, estos trabajos recuerdan que las regiones expuestas a la subducción o a fallas activas pueden experimentar, incluso a intervalos muy largos, tsunamis de gran magnitud. La diversidad de métodos empleados —datación isotópica, observaciones de campo, modelizaciones— permite así reconstituir la dinámica de antiguos eventos y afinar la comprensión de los peligros costeros.
Ese es todo el objetivo de los trabajos llevados a cabo desde hace varios años en el Caribe por el IPGP: identificación y caracterización en tierra y en mar de las fallas activas susceptibles de romper para provocar un tsunami, funcionamiento y ciclo sísmico de la zona de subducción, búsqueda de las huellas geológicas e históricas de los terremotos y tsunamis pasados desde la costa hasta las grandes profundidades marinas. Se trata de reconstituir la historia de los eventos catastróficos pasados para prepararse mejor para un futuro terremoto.
Este estudio es, por tanto, un avance mayor en estos temas. Este tsunami medieval, hasta ahora desconocido, revelado por corales dispersos y que permanecieron inmóviles durante varios siglos en el paisaje, ofrece una ventana rara sobre la historia natural del Caribe. Una historia en la que el mar, a veces, avanza mucho más lejos de lo que imaginamos.
(HISPEC), High-Precision Mass Spectrometry and Environment Change Laboratory, National Taiwan University.