Las velas solares podrían ser la clave para descubrir vida extraterrestre en Europa y Encélado, dos lunas de Júpiter y Saturno, asumiendo que exista. Esta tecnología, que usa la luz solar como método de propulsión, ofrece una alternativa a los cohetes tradicionales, que son más pesados y consumen más combustible.
La sonda japonesa Ikaros validó el concepto de navegación solar en el espacio profundo en 2010. Crédito: JAXA
Manasvi Lingam, astrobiólogo, destaca que las velas solares, propulsadas por la presión de los fotones solares, no requieren de combustible a bordo. Esta característica les permite alcanzar altas velocidades, abriendo la posibilidad de explorar las regiones más alejadas del sistema solar, áreas hasta ahora de difícil acceso. Las sondas equipadas con velas solares podrían llegar a Europa en 1 a 4 años y a Encélado en 3 a 6 años, plazos considerablemente menores en comparación con las tecnologías actuales.
Europa y Encélado son de particular interés para los científicos porque se cree que albergan océanos salados bajo sus superficies heladas, lo que fortalece la hipótesis de la presencia de vida. La capacidad de las velas solares para desacelerar al aproximarse a estas lunas es crucial para permitir el análisis de los chorros de agua sin destruir posibles indicadores de vida.
La tecnología de las velas solares, aunque no es nueva —demostrada por LightSail 2 y la sonda japonesa Ikaros—, sugiere un potencial considerable para el futuro de la exploración espacial, incluidas las misiones interestelares factibles, como la iniciativa Breakthrough Starshot que apunta a Alfa Centauri.
Estos avances tecnológicos podrían significar el amanecer de una nueva era en la búsqueda de vida más allá de nuestro planeta, haciendo posible la exploración de lugares anteriormente considerados inaccesibles.