Vistas desde el espacio: estos ríos se vuelven naranjas y extremadamente tóxicos, ¿por qué?

Publicado por Redbran,
Fuente: Communications Earth & Environment
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Desde hace algunos años, varios ríos en Alaska han tomado un tono naranja brillante, visible desde el espacio. Esta coloración inusual se debe a la liberación de metales tóxicos en los cursos de agua, un fenómeno observado por investigadores. Han identificado al menos 75 ríos y arroyos afectados en la cadena montañosa Brooks. Los levantamientos en helicóptero han permitido detectar estos cursos de agua coloreados.

Los análisis químicos han revelado altas concentraciones de zinc, níquel, cobre, cadmio y hierro en estos ríos. El hierro es principalmente responsable del tono naranja, mientras que los altos niveles de acidez, con pH tan bajos como 2.3, recuerdan al del jugo de limón o el vinagre. Estas condiciones son extremadamente tóxicas para la vida acuática.


Los metales tóxicos liberados por el derretimiento del permafrost tiñen los ríos de Alaska de un naranja brillante y los hacen muy ácidos. Esta sección del río Kutuk, en el parque nacional Gates of the Arctic, se parece a una corriente de pintura naranja vista desde arriba.
Crédito: Ken Hill/National Park Service

La alta concentración de metales y la acidez del agua están relacionadas con el derretimiento del permafrost, una capa de suelo permanentemente congelada que cubre vastas extensiones del Ártico. La liberación de estos metales es causada por el derretimiento de esta capa, exponiendo minerales sellados durante miles de años. Estos minerales se disuelven luego en el agua, contaminando los ríos y arroyos circundantes. Los hábitats acuáticos experimentan transformaciones visuales y químicas, poniendo en peligro a la fauna local.

La acidificación de las aguas facilita la disolución de más metales, creando un preocupante ciclo de retroalimentación positiva. Cuanto más aumentan las temperaturas, más se derrite el permafrost, liberando aún más metales tóxicos en los cursos de agua. A los investigadores les preocupa especialmente los efectos adversos sobre los peces, lo que podría tener repercusiones importantes en las pesquerías estadounidenses.


Ríos que una vez fueron cristalinos ahora son de un naranja brillante. Aquí, una parte contaminada del río Kutuk bordea una sección no contaminada del mismo río.
Crédito: Ken Hill/National Park Service

La idea de este estudio tomó forma en 2018 cuando los investigadores constataron la transformación de un río cristalino en un curso de agua oxidado en el lapso de un año. Imágenes satelitales revelaron ríos naranjas desde 2008, confirmando la magnitud del fenómeno.

Los investigadores planean continuar sus análisis este año para evaluar plenamente la extensión del problema. Temen que las temperaturas récord del año pasado hayan acelerado la liberación de metales. La situación podría empeorar con la continuación del calentamiento global, llevando a una mayor contaminación metálica de los ríos.
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