El calentamiento del planeta revela hoy un fenómeno alarmante: regiones enteras están enfrentando olas de calor tan intensas que escapan a las proyecciones de los modelos climáticos actuales. Estas anomalías extremas, detectadas en todo el mundo excepto en la Antártida, están redefiniendo los límites de nuestra comprensión sobre el clima.
Entre 2016 y 2023, los récords de calor se han sucedido a un ritmo alarmante. El año 2023 fue el más cálido jamás registrado, y 2024 parece estar encaminado a seguir esta tendencia. Sin embargo, estas alzas promedio ocultan una realidad más localizada: regiones como el noroeste de Europa o Asia central enfrentan olas de calor de una intensidad sin precedentes que están causando miles de muertes, destruyen cultivos y desatan incendios devastadores.
Regiones donde las olas de calor observadas exceden las tendencias de los modelos climáticos. - Las zonas delimitadas con los colores rojos más oscuros son las más extremas. - Los rojos y naranjas menos marcados superan los modelos, pero no tanto. - Los amarillos se corresponden aproximadamente con los modelos, mientras que los verdes y azules están por debajo de lo que los modelos proyectarían. Crédito: Adaptado de Kornhuber et al., PNAS 2024
Un estudio reciente publicado en PNAS establece un mapa mundial de los "puntos críticos" climáticos. Entre las regiones más afectadas se encuentra Europa occidental, donde olas de calor repetidas causaron 60,000 muertes en 2022, seguidas de 47,000 en 2023. Estos episodios, a menudo dos veces más intensos que las tendencias promedio, destacan la inadaptación estructural, como la falta de aire acondicionado en países históricamente templados.
En América del Norte, el ejemplo más destacado sigue siendo la ola de calor de junio de 2021 en el noroeste de Estados Unidos y el suroeste de Canadá. Las temperaturas, que llegaron a superar en 30°C los promedios, literalmente redujeron a cenizas ciudades como Lytton, en la Columbia Británica. Los investigadores atribuyen estos fenómenos extremos a oscilaciones inusuales de la corriente en chorro, exacerbadas por el acelerado calentamiento del Ártico.
Sin embargo, la corriente en chorro no lo explica todo. Según el estudio, factores combinados como olas atmosféricas más pequeñas o la disminución de la humedad del suelo debido al aumento de las temperaturas también contribuyen a estas anomalías. La convergencia de estos parámetros crea lo que los científicos denominan "eventos cisne gris": situaciones raras, pero no totalmente impredecibles.
Estas olas de calor, aunque localizadas, tienen repercusiones globales. Las zonas más vulnerables, como el centro de China o el África austral, ya están sufriendo daños irreversibles en la agricultura y las infraestructuras. En estas regiones, la capacidad de adaptación sigue siendo baja frente a temperaturas que con frecuencia exceden las previsiones.
Finalmente, los investigadores hacen un llamado a una mayor vigilancia. Las olas de calor, que ya están causando más muertes que cualquier otro fenómeno meteorológico combinado, requieren un reconocimiento oficial. Se ha planteado la idea de nombrar estas olas, como se hace con los huracanes, para concienciar al público y mejorar la preparación.