¿Músculos más fuertes para una mente más sana? Es lo que un estudio reciente parece revelar. Mantener la fuerza muscular al envejecer podría mejorar mucho más que la condición física.
Investigadores españoles siguieron a 90 personas mayores para explorar los efectos de la fuerza física en la salud mental. Midieron la fuerza muscular a través de diversos ejercicios, como el agarre y las sentadillas, mientras evaluaban su bienestar emocional.
Estos resultados mostraron una asociación entre la fuerza muscular y una mejor autoestima. La fuerza percibida, por su parte, parece reducir los síntomas depresivos. En resumen, fortalecer los músculos también protegería la mente.
Dado que la fuerza muscular es un factor modificable, los investigadores ven en el ejercicio físico una solución potencial para prevenir la ansiedad y la depresión en personas mayores. Un programa de seis meses reveló mejoras significativas en el estado mental de los participantes.
Las pruebas se realizaron en colaboración con prestigiosos institutos, como el
Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada y el
Instituto de Investigación Biomédica de Málaga. Estos trabajos destacan la importancia de la actividad física adaptada para preservar el bienestar psicológico de los ancianos.
Así, fortalecer los músculos no solo contribuye a una mejor forma física, sino que también ofrece protección contra los trastornos mentales relacionados con la edad. Nuevos programas de prevención podrían basarse en estas conclusiones para mejorar la calidad de vida de los mayores.
¿Cómo influye la fuerza muscular en la salud mental?
La fuerza muscular desempeña un papel esencial en el mantenimiento del bienestar mental, especialmente en las personas mayores. La razón detrás de este vínculo reside en los mecanismos biológicos y psicológicos. El ejercicio físico estimula la producción de neurotransmisores como las endorfinas, conocidas por mejorar el estado de ánimo. También reduce el estrés, un factor desencadenante de trastornos mentales como la ansiedad.
Además, la actividad física refuerza el sentimiento de logro e independencia. Este sentimiento de control sobre el propio cuerpo y entorno contribuye a una mejor autoestima y reduce la soledad, un factor que agrava los trastornos mentales en las personas mayores.