🌍 Hacia un cambio brusco de la AMOC: las últimas previsiones son alarmantes

Publicado por Cédric,
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Environmental Research Letters
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Los océanos moldean discretamente el clima terrestre. Detrás de esta inmensa mecánica, una corriente particular atrae la atención de los investigadores: la AMOC, cuyo futuro parece ahora amenazado.

Los científicos observan con preocupación la evolución de este sistema, que durante milenios ha regulado la distribución del calor entre los hemisferios. Análisis recientes predicen que su debilitamiento podría conducir a un colapso completo, con consecuencias mayores para Europa, pero también para América, así como para el norte de Asia y el norte de África.


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Un motor climático bajo presión


La AMOC funciona como una gigantesca cinta transportadora que lleva el calor hacia el norte del Atlántico, antes de devolver las aguas enfriadas hacia el sur. Esta circulación actúa como un regulador del clima para Europa, atenuando la rigurosidad de los inviernos. Sin este mecanismo, el noroeste del continente experimentaría condiciones mucho más severas.

Este sistema se basa en la densidad del agua, influenciada por su salinidad y temperatura. El creciente aporte de agua dulce procedente del deshielo de Groenlandia reduce esta densidad, haciendo que el agua superficial sea menos apta para hundirse. Esta modificación perturba toda la circulación.

Las simulaciones climáticas revelan que la probabilidad de un debilitamiento importante aumenta fuertemente con las emisiones de gases de efecto invernadero. Incluso en los escenarios más moderados, la tendencia de ralentización persiste, señal de una vulnerabilidad estructural.

Un futuro climático trastornado


Las proyecciones realizadas hasta el año 2500 indican que el colapso total de la corriente se volvería muy probable si las emisiones no se reducen rápidamente. Los investigadores estiman que el punto de inflexión, una vez alcanzado, haría irreversible el proceso. Concretamente, las últimas previsiones anuncian que el colapso debería comenzar hacia el 2100, con un debilitamiento muy marcado de la corriente entre 2100 y 2500.

Europa estaría en primera línea. Los inviernos se volverían más fríos y las tormentas más intensas debido a una corriente en chorro desestabilizada. Los veranos, en cambio, seguirían marcados por olas de calor, acentuando los contrastes estacionales.

A escala mundial, el impacto se extendería al desplazamiento de zonas de lluvias tropicales y a una elevación del nivel del mar que podría alcanzar los 50 centímetros. El océano también absorbería menos dióxido de carbono, agravando el calentamiento global.

Para ir más allá: ¿por qué se habla de punto de inflexión climático?


Un "punto de inflexión climático" designa un umbral crítico más allá del cual un sistema terrestre cambia brusca e irreversiblemente de estado. A diferencia de una evolución progresiva, este tipo de cambio se caracteriza por una transformación súbita, comparable a un interruptor que pasa de un estado "encendido" a "apagado". En el caso de la AMOC, esto significa que una ralentización progresiva podría transformarse repentinamente en un colapso total, trastornando duraderamente el equilibrio climático del Atlántico Norte.

Estos puntos de inflexión son temidos porque implican cambios imposibles de revertir a escala humana. Una vez superados, los efectos se autoalimentan y se refuerzan por sí mismos: la desaparición de una parte del hielo marino, por ejemplo, acelera aún más el calentamiento del océano al reducir el efecto reflectante del hielo. Para la AMOC, el aporte masivo de agua dulce procedente del deshielo de Groenlandia debilita la densidad del agua oceánica, lo que disminuye el hundimiento de las aguas frías y, a largo plazo, amenaza todo el mecanismo.

El concepto de punto de inflexión no concierne únicamente a los océanos: también se estudia para los casquetes glaciares, las selvas tropicales o el permafrost ártico. Estos elementos del clima mundial funcionan como grandes equilibrios interconectados. Si uno de ellos cambia, puede arrastrar a otros sistemas en una cascada de transformaciones, haciendo que el clima global sea aún más inestable e impredecible.
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