Bajo la superficie helada de la Antártida oriental, formaciones ocultas durante millones de años influyen hoy en el movimiento de los glaciares. Estos descubrimientos podrían cambiar nuestras predicciones sobre el aumento del nivel del mar.
La topografía bajo la capa de hielo de la Antártida. Crédito: depósito en acceso libre s-ink.org
Un equipo internacional de investigadores ha identificado, gracias a datos de radar, una vasta zona de mesetas rocosas enterradas bajo el hielo. Estas superficies, de 3.500 kilómetros de longitud, fueron formadas por ríos antes de que la Antártida estuviera cubierta de hielo, en la época en que aún estaba conectada a Australia.
Estos antiguos paisajes no son neutros: frenan el avance del hielo, a diferencia de los valles profundos que, por el contrario, favorecen el flujo rápido. Comprender estos efectos es esencial para predecir cómo responderá la capa de hielo al calentamiento global.
Publicado en Nature Geoscience, este estudio muestra que estos relieves fósiles pueden estabilizar ciertas zonas de la capa de hielo. Los científicos planean ahora perforaciones para analizar estas superficies con mayor profundidad.
Las colinas de Bunger, un fragmento expuesto de una antigua superficie enterrada bajo el hielo. Crédito: David Small
¿Por qué es tan importante la Antártida oriental?
La capa de hielo de la Antártida oriental contiene suficiente hielo como para elevar el nivel de los océanos en más de 50 metros. Su evolución en las próximas décadas es, por tanto, un desafío global.
Algunas zonas parecen más estables de lo previsto gracias a estas antiguas mesetas. Pero otras, más sensibles a los cambios de temperatura, podrían acelerar su derretimiento si el clima sigue calentándose.
Estos descubrimientos permiten mejorar los modelos climáticos y anticipar con mayor precisión los riesgos para las regiones costeras.