El Vuelo 3 de Starship de SpaceX y su propulsor Super Heavy en la rampa de lanzamiento durante una prueba de reabastecimiento de combustible por la noche en la base Starbase en Boca Chica, Texas.
Crédito: SpaceX
El objetivo a largo plazo de Starship es ambicioso: transportar astronautas a la Luna como parte de la misión Artemis 3 de la NASA, programada para no antes de 2026. Sin embargo, antes de alcanzar este objetivo lunar, SpaceX debe superar varios desafíos, en particular, lograr colocar la nave Starship en órbita, una hazaña que no logró en sus dos primeros vuelos de prueba.
En su primer vuelo de prueba en abril de 2023, la nave no logró separarse de su propulsor, llevando a su destrucción controlada poco después del despegue. El segundo intento, por su parte, vio una separación exitosa entre la nave Starship y su propulsor Super Heavy, pero terminó en una explosión espectacular del propulsor poco después, y luego de la nave misma poco antes de su reingreso atmosférico. Estos fracasos no han desalentado a SpaceX, que desde entonces ha trabajado en corregir las fallas identificadas por la Administración Federal de Aviación (FAA) estadounidense. La empresa ha anunciado que ha completado estas correcciones, aumentando así las probabilidades de éxito para el próximo vuelo de prueba.
El Starship consta de dos partes principales: la etapa superior de acero inoxidable, la nave también llamada Starship, y su primera etapa propulsora, el Super Heavy. Juntos, forman una estructura que supera los 122 metros de altura. Este tercer vuelo de prueba está programado para el 14 de marzo desde la base de lanzamiento de SpaceX cerca de Boca Chica, Texas, donde recientemente se realizó con éxito una prueba de reabastecimiento de combustible crucial.