Al final de sus días, cuando estrellas como el Sol se despiden, no desaparecen sin más. Pueden engullir los planetas y asteroides que las han acompañado durante su existencia.
Esta recreación artística muestra la enana blanca magnética WD 0816-310, donde los astrónomos han descubierto una cicatriz grabada en su superficie como resultado de la ingestión de escombros planetarios. Crédito: ESO/L. Calçada
Un equipo internacional de astrónomos, utilizando el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO) ubicado en Chile, ha revelado por primera vez una cicatriz única en la superficie de una enana blanca, evidencia de este proceso cósmico.
La enana blanca WD 0816-310, un remanente del tamaño de la Tierra de una estrella similar a nuestro Sol, aunque ligeramente más masiva, muestra en su superficie una concentración de metales. Esta "cicatriz" es el resultado directo de la ingestión de escombros planetarios, incluyendo potencialmente un fragmento del tamaño de Vesta, el segundo asteroide más grande de nuestro sistema solar. Este hallazgo, publicado en The Astrophysical Journal Letters, arroja luz sobre el papel crucial del campo magnético de la estrella en este proceso.
Los investigadores observaron que la detección de metales en WD 0816-310 variaba con la rotación de la estrella, lo que indica que estos metales estaban concentrados en un área específica en lugar de distribuidos uniformemente en su superficie. Esta concentración de metales está sincronizada con variaciones en el campo magnético de la enana blanca, sugiriendo que la cicatriz metálica se encuentra en uno de sus polos magnéticos. Este proceso, por el cual el campo magnético canaliza los metales hacia la estrella, crea una cicatriz única. Este fenómeno es similar a los mecanismos observados en la formación de auroras en la Tierra y Júpiter, donde el campo magnético dirige el material ionizado hacia los polos.
Este estudio también demuestra cómo los sistemas planetarios pueden seguir siendo dinámicamente activos, incluso después de la fase de "muerte" de su estrella central. Las observaciones realizadas con el VLT y el instrumento FORS2, junto con los datos archivados del instrumento X-shooter, fueron cruciales para relacionar la cicatriz metálica con el campo magnético de la enana blanca.