Las futuras misiones lunares, como Artemis, no solo tienen como objetivo llegar a la Luna, sino que también buscan establecer bases sostenibles allí. Pero un elemento crucial se une a la lista de desafíos a enfrentar: los moonquakes, o temblores lunares, y los deslizamientos de tierra en la Luna.
Mosaico del grupo de escarpes lobulados de Wiechert cerca del polo sur. Un escarpe cruza un cráter degradado de aproximadamente 1 km.
Los científicos, al examinar la región polar sur de la Luna, cerca del sitio de aterrizaje previsto para Artemis 3 en 2026, han resaltado líneas de falla. Estas han sido asociadas a un importante moonquake ocurrido hace aproximadamente 50 años. En 1973, sismómetros llevados por algunas misiones Apollo registraron un potente moonquake proveniente de esta región. Más tarde, el Orbitador de Reconocimiento Lunar sobrevoló el polo sur y detectó una red compleja de líneas de falla.
Estos descubrimientos amplían nuestro entendimiento sobre los moonquakes. En muchos aspectos, son similares a los terremotos terrestres, provocados por el desplazamiento de fallas. En la Luna, estas fallas son el resultado de pliegues formados en la superficie a medida que la Luna se encoge, un poco como una uva se arruga, debido al enfriamiento de su volumen interno a lo largo de millones de años.
Uno de los moonquakes más fuertes jamás registrado por la Experiencia Sísmica Pasiva Apollo tuvo su epicentro localizado en esta región polar. Sin embargo, su ubicación exacta sigue siendo incierta. El uso de modelos especiales ha permitido delimitar una zona probable para este epicentro, que abarca muchos de los sitios de aterrizaje contemplados para Artemis III.
Distribución de los epicentros reubicados del N9 SMQ, un temblor lunar específico. Estos epicentros, visualizados por puntos magenta y un polígono azul claro, están distribuidos cerca del polo lunar. Esta distribución se calcula gracias a un algoritmo diseñado para redes sísmicas poco densas. La ubicación original del epicentro está marcada por un pequeño punto azul, haciendo referencia a un estudio de Watters et al. en 2019. Las cajas azules indican las áreas consideradas para los aterrizajes de Artemis III. Finalmente, los escarpes de falla en chevron lobulados, importantes para comprender la geología lunar, están representados por pequeñas líneas rojas.
La superficie lunar, compuesta por partículas sueltas, es sensible a los impactos, haciendo que los moonquakes sean aún más propensos a desencadenar deslizamientos de tierra que los terremotos. Por ejemplo, las paredes del cráter Shackleton, conocidas por su hielo, son vulnerables a los deslizamientos de tierra.
Así, mientras nos acercamos a la ejecución de las misiones Artemis con tripulación, es crucial planificar la llegada de mujeres y hombres teniendo en cuenta la inestabilidad potencial del suelo lunar. Las investigaciones actuales se dirigen a preparar estructuras capaces de resistir la actividad sísmica lunar y proteger a los astronautas en zonas de riesgo.