🌊 Cuando el deshielo de Norteamérica elevó los océanos 10 metros

Publicado por Adrien,
Fuente: Nature Geoscience
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El deshielo de las inmensas capas de hielo que alguna vez cubrieron nuestro planeta alteró profundamente el nivel de los océanos al final de la última era glacial, pero los científicos acaban de descubrir que la importancia relativa de estas diferentes fuentes de deshielo era muy diferente de lo que imaginaban.

Un estudio dirigido por la Universidad de Tulane y publicado en Nature Geoscience revela que las capas de hielo de Norteamérica jugaron un papel mucho más importante de lo previsto en la elevación del nivel del mar global hace aproximadamente 8.000 a 9.000 años. Estas masas de hielo que cubrían la mayor parte de Canadá habrían provocado por sí solas un aumento de más de 10 metros en el nivel del mar, una contribución que supera ampliamente la de la Antártida durante ese mismo período. Este descubrimiento cuestiona décadas de investigaciones que atribuían un papel preponderante a los hielos antárticos.


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La reconstrucción de estos eventos antiguos fue posible gracias a un descubrimiento fortuito en el delta del Mississippi, donde se preservaron sedimentos de marismas antiguos profundamente enterrados. La datación por carbono 14 de estas muestras permitió a los investigadores rastrear la evolución del nivel del mar durante más de 10.000 años. Al combinar estos datos con registros de Europa y el sudeste asiático, el equipo pudo establecer comparaciones a escala global que revelaron diferencias sorprendentes en las tasas de elevación del nivel del mar.

Este deshielo masivo de los hielos norteamericanos liberó enormes cantidades de agua dulce en el océano Atlántico Norte, una región particularmente sensible del sistema climático global. Esta aportación de agua dulce podría haber afectado a corrientes oceánicas como la Corriente del Golfo, que juega un papel crucial en la regulación del clima europeo. Sin embargo, los datos sugieren que este sistema mostró una resiliencia sorprendente frente a estos cambios drásticos.

Los investigadores subrayan que este estudio demuestra la importancia de adoptar una perspectiva verdaderamente global en los estudios climáticos. Al ampliar su campo de investigación más allá de Norteamérica y Europa para incluir datos de calidad provenientes del sudeste asiático, pudieron obtener una visión más completa de los mecanismos que rigen nuestro sistema climático y su evolución a lo largo de los milenios.

La Corriente del Golfo y su sensibilidad climática


La Corriente del Golfo es una corriente oceánica importante que transporta aguas cálidas desde los trópicos hacia el Atlántico Norte, contribuyendo al clima templado del noroeste de Europa. Esta corriente forma parte de un sistema más amplio llamado circulación termohalina, que funciona como una enorme cinta transportadora oceánica.

Esta circulación depende de las diferencias de densidad del agua: las aguas frías y saladas del Atlántico Norte se hunden hacia las profundidades, creando una succión que mantiene la corriente. La llegada masiva de agua dulce, menos densa, puede ralentizar o incluso interrumpir este proceso de hundimiento.

Históricamente, importantes aflujos de agua dulce ya han perturbado esta circulación, como durante eventos climáticos pasados que provocaron enfriamientos rápidos en Europa. Estos episodios muestran la fragilidad potencial de este sistema frente a los cambios ambientales.

La resiliencia observada en este estudio muestra que la circulación oceánica posee mecanismos de regulación imprevistos.
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