3I/ATLAS fue detectado el 1 de julio de 2025 por la red ATLAS, mediante un instrumento en Chile, y luego reportado al Minor Planet Center. El MPC luego oficializó su designación, como cometa, bajo la forma C/2025 N1 (ATLAS), al tiempo que confirmaba su trayectoria hiperbólica. Este detalle orbital es determinante, pues indica un origen externo al Sistema Solar. Los astrónomos la clasifican así como el tercer visitante interestelar identificado, después de 1I/ʻOumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019.
El cometa interestelar 3I/ATLAS fotografiado el 11 de noviembre, mostrando un núcleo brillante y una cola iónica bien definida
Crédito: The Virtual Telescope Project
El evento del 19 de diciembre no corresponde a un paso "cerca del Sol", sino a una geometría favorable con la Tierra. El perihelio de 3I/ATLAS tuvo lugar a finales de octubre de 2025, lo que modificó su visibilidad y su ritmo de seguimiento. Los observadores se interesan sobre todo por los gases y polvo liberados cuando el núcleo se calienta. Estas firmas espectrales sirven para comparar la química de un cuerpo formado alrededor de otra estrella con la de los cometas locales. La distancia sigue siendo importante, pero la alineación mejora la relación señal/ruido.
Para afinar las predicciones, la Agencia Espacial Europea indicó haber utilizado datos adquiridos desde Marte, con el fin de restringir mejor la trayectoria. El objetivo es práctico: reducir las incertidumbres de apuntado en el momento en que el cometa es más accesible. Ya se han llevado a cabo varias campañas de imágenes, incluidas tomas por el Hubble a finales de noviembre, cuando el objeto aún se encontraba a varios cientos de millones de kilómetros. Este seguimiento también sirve para medir la evolución de la actividad y estimar el tamaño del núcleo.
En cuanto a la observación amateur, los especialistas advierten que 3I/ATLAS no será un espectáculo a simple vista. Las recomendaciones convergen hacia un telescopio, con una apertura de al menos 15 cm, y mejor de 30 cm para facilitar la detección. Alrededor del 19 de diciembre, el cometa se sitúa en la zona de Leo, en la proximidad aparente de la estrella Régulo, con un seguimiento más sencillo antes del amanecer.
Para el público alejado de los sitios oscuros, una alternativa consiste en seguir observaciones en directo. El Virtual Telescope Project ha anunciado una transmisión en línea alrededor del paso más cercano, si las condiciones meteorológicas lo permiten. Este tipo de retransmisión se basa en instrumentos robotizados y cámaras de larga exposición. Las imágenes también son útiles para los investigadores, pues documentan el brillo global y la morfología de la coma y la cola. El reto es recopilar el máximo de datos antes de que el objeto se aleje de nuevo, con un brillo decreciente.
Después del 19 de diciembre, la trayectoria de 3I/ATLAS la llevará hacia las regiones externas del Sistema Solar. Un próximo hito es un paso cercano a Júpiter en marzo de 2026, a escala de distancias planetarias, sin riesgo para el planeta. Esta etapa no debe confundirse con una "captura", pues el objeto conserva una velocidad y una energía orbital características de un objeto interestelar. Los astrónomos continuarán observándolo mientras su magnitud lo permita. Cada medida ayuda a comprender mejor la frecuencia y diversidad de estos intrusos cósmicos.