La resurrección de Voyager 1, en el espacio entre las estrellas

Los misterios del Universo continúan revelándose gracias a una sonda que, tras un período de silencio inquietante, vuelve a comunicarse. Voyager 1, la sonda interestelar de la NASA, está nuevamente proporcionándonos datos útiles de todos sus instrumentos. Una noticia que entusiasma a la comunidad científica después de varios meses de incertidumbre.


Todo comenzó en noviembre de 2023, cuando Voyager 1 dejó de transmitir datos coherentes debido a un problema técnico que afectaba a una de sus tres computadoras de a bordo. No fue hasta abril que los ingenieros lograron identificar el problema gracias a un comando enviado al subsistema de datos de vuelo (FDS) de la sonda, permitiendo así recibir el primer mensaje legible después de cuatro meses de silencio.

El origen de la falla se encontraba en un simple chip informático. Utilizando comandos enviados desde la Tierra, los ingenieros modificaron el código del FDS, reactivando progresivamente los instrumentos científicos de Voyager 1. En mayo, dos de los cuatro instrumentos comenzaron a enviar datos utilizables, y tras otros ajustes, todos los instrumentos ya funcionan con normalidad.

Sin embargo, la misión aún no está totalmente restablecida. Los ingenieros deben resincronizar el software de temporización, esencial para la ejecución simultánea de los comandos por las tres computadoras de a bordo. Además, se requiere mantenimiento en la grabadora digital de la sonda, que almacena los datos del instrumento PWS (Plasma Wave Science), para asegurar un funcionamiento óptimo.

Voyager 1, situada a más de 24 mil millones de kilómetros de la Tierra, navega en el espacio interestelar, una región más allá de la heliosfera, la burbuja protectora creada por los campos magnéticos y los vientos solares. A esta distancia, cada comando enviado tarda 22,5 horas en llegar a la sonda, y hay que esperar lo mismo para recibir una respuesta, lo que hace que cada operación sea delicada.


Con casi 47 años de viaje a sus espaldas, Voyager 1 y su gemela Voyager 2 son las sondas espaciales más antiguas aún en funcionamiento y los objetos fabricados por el hombre más alejados de la Tierra.